CAMAGÜEY.- Un caballo cansado que tira de un coche resbala y cae al suelo cargado de pasajeros… un perro flaco y magullado busca en la basura algo que comer… un cachorro se retuerce de dolor porque esta mañana lo castraron sin razón alguna… tres gaticos recién nacidos caminan desorientados por el sendero donde alguien los dejó…

Quién no conoce o ha sido testigo de situaciones como estas, que tristemente se repiten a diario en nuestra sociedad. Y aunque para los amantes de los animales resulte doloroso que eso suceda cada vez con más frecuencia, a cualquier ser humano debería molestarle.

El maltrato animal es definido como el comportamiento irracional de una persona hacia estos seres, con el objetivo de causarles sufrimiento, estrés o, incluso, llevarlos a la muerte. Es un concepto amplio que suele incluir el abandono, la privación de alimentos, el no tenerlos en buenas condiciones de salud, etc.; sin embargo, donde algunos ven cuidado, otros ven excesos y abusos.

Por tal motivo, varios países se han tomado en serio el tema y han instituido leyes muy rigurosas, como España, donde se multa con hasta 30 000 euros a quienes abandonen a un perro en las calles. En Uruguay desde el 2014 una ley considerada de vanguardia establece sanciones de hasta dos años de cárcel y multas de hasta 68 800 pesos para quien mate a un animal doméstico. También en el Reino Unido, primer país en tipificar el maltrato animal como delito a comienzos del siglo XX, se reconocen libertades básicas de los animales como su alimentación, comodidad, salud y bienestar. En Egipto, donde en la antigüedad se castigaba con pena de muerte a quien lesionara a un gato, hoy se penaliza con hasta tres años de prisión el acto de asesinar o dañar a un animal de forma intencionada.

En Cuba es necesario que haya una ley para su cuidado, o al menos regulaciones que se hagan cumplir. Intentos no han faltado. En el año 2003, la Asociación Cubana para la Protección de Animales y Plantas y el Consejo Científico Veterinario de Cuba, presentaron ante el Ministerio de la Agricultura un proyecto de ley de bienestar animal; sin embargo, aún no reciben respuesta. Y aunque en el artículo No. 27 de la Constitución de la República de Cuba se habla del “deber ciudadano de la protección (...) de la fauna y todo el potencial de la naturaleza”, solo se concretan regulaciones sanitarias, normas epidemiológicas y medidas proteccionistas en el ámbito económico.

Para ser justos, en nuestro país son sancionables por la ley las peleas ilegales, tanto de gallos como de perros, y el sacrificio de ganado mayor. No obstante, casi nunca se castiga a los que con un látigo en la mano azotan al caballo para que en pleno sol del mediodía tire de su coche, o a los que regresan del campo con una jaula llena de aves para su venta ilícita. Esta parte parece estar dentro de un área gris de la legislación cubana donde no funciona correctamente (si es que alguna vez funcionó) un cuerpo de inspectores o agentes encargados de velar por el bienestar de los animales, lo que no quiere decir que nadie se preocupe.

En Camagüey, por ejemplo, se puede mencionar el trabajo de algunas instituciones como el Citma, Zoonosis o las pocas clínicas veterinarias del Ministerio de la Agricultura, que aun cuando no llevan a cabo todas las acciones de cuidados que quisieran, sí intentan frenar esa situación.

Y mientras llega la deseada ley o algún decreto, cada uno de nosotros está llamado a formar una conciencia ambiental adecuada dentro del contexto familiar y escolar. Tener una mascota no es solo darle agua y comida. Compartir la vida con un animal requiere responsabilidad y compromiso. En ese sentido, promover un cambio de actitud en los ciudadanos debe ser una prioridad.