CAMAGÜEY.- Los periódicos ya estaban impresos desde anoche cantando fraude, no es para asombrarse pues por primera vez en la historia un candidato antes de conocer los resultados los deslegitima, increíble, pero así es la derecha venezolana y latinoamericana de mal perdedora. Afortunadamente el bravo pueblo los conoce bien y no votó por semejante inmadurez. Después de un día completo siguiendo los hechos de este 20 de mayo podemos asumir que la victoria de Maduro se comenzó a construir hace un año.   

En el 2017 todo indicaba que se perdía el proceso bolivariano, las fuerzas de la Revolución parecían no poder con la violencia opositora en las calles, sin embargo una jugada maestra de Nicolás Maduro comenzó el viraje del escenario. La clave, no tengo dudas, fue la Asamblea Nacional Constituyente, un día después de su elección el país suramericano amanecía en calma.

Esta instancia adelantó el ciclo constitucional, una vez más los venezolanos dirimían sus diferencias mediante el voto. En octubre, por encima de las campañas de descrédito y la guerra económica, el Chavismo conquistó 19 gobernaciones, incluyendo la de Miranda. Pero más sorprendente fue el resultado de diciembre con las 308 alcaldías que quedaron en manos de los candidatos oficialistas.

Así se llegaba a la decisión que tomó el órgano plenipotenciario de adelantar las presidenciales, algo que había pedido la oposición reiteradamente. Paralelo a esto, chavistas y opositores dialogaban en República Dominicana. De este proceso surgió la petición de atrasar un mes las elecciones, inicialmente pactadas para el 22 de abril. Inexplicablemente 24 horas antes de la firma del acuerdo Julio Borges anunciaba que no firmaría, dicen las malas lenguas que recibió una llamada directamente de Washington.

Sin la MUD en la jugada electoral, se posicionaron entonces Javier Bertrucci y HenrI Falcón como principales contendientes de Maduro, candidato por el Frente Amplio de la Patria. Así se llegaba a una campaña electoral intensa en la que los venezolanos tenían que decidir entre la soberanía o entregarle el país al FMI.

Venezuela decidió, y lo hizo, con 4 millones de votos de diferencia, por la soberanía. Sacaron la casta de Libertadores y una vez más le dijeron a Maduro: “Vamos Nico”. Pero, qué queda ahora. Hay tres claves, recuperar la economía, dialogar con la oposición y mantener la paz., los mismos retos con la diferencia de que ahora el presidente está avalado por un 68% histórico de respaldo en las urnas.

A partir de este 21 mayo estas tienen que ser prioridades de un gobierno que ha sabido por encima de todo proteger al pueblo. Los resultados iban a ser desconocidos por buena parte del mundo, era de esperar, los bolivarianos acaban de enviar un ejemplo al mundo que no se puede legitimar. Este 20 de mayo pudiera marcar el inicio de un nuevo ciclo de la izquierda latinoamericana.

El escenario que se dibuja para la Venezuela electa hoy es muy complejo. Ya los cubanos sabemos lo que es bloqueo, lo que significa que te congelen 5 millones de dólares destinados a importación de medicamentos. Recurro a Fidel cuando el 8 de enero de 1959 dijo no nos imaginemos que en lo adelante todo será más fácil, quizás todo sea más difícil y para ello tendrán que preparar la resistencia.

Ahora le toca a Maduro y a los suyos a reconstruir una un país que es garante de la estabilidad de la región, como mismo los jóvenes confiaron en él; tendrá que buscar métodos para no quedar mal con los cientos que hace unas horas le gritaban “Vamos Nico”.