CAMAGÜEY.- Las épocas cambian o al menos, se trata de que el diálogo, el raciocinio ataje la violencia  guerrerista y hasta los que conocemos  las irrenunciables e irreconciliables intenciones de los Estados Unidos hacia Cuba, damos espacio alguna vez a la tolerancia que nunca puede ser unilateral y sin respeto mutuo, sino parejo para que los bueyes halen bien la carreta, como diría mi abuelo azucarero de un ingenio de  la Compañía Americana, como solía llamársele entonces.

Cuba de 1959, la pobrísima Isla de un monocultivo dependiente del poderoso vecino ha cambiado mucho pese al criminal bloqueo y las constantes agresiones del empecinado imperio USA. La quema de cañaverales, la suspensión de la cuota azucarera, el sabotaje al barco La Coubre, los bombardeos a los aeropuertos para eliminar los viejos aviones y ¡zas!, el zarpazo de la invasión mercenaria por Playa Girón o la Bahía de Cochinos, como prefieren llamarla los “americanos USA”.

Precisamente se cumplen 57 años de la despedida de duelo de las primeras víctimas de la agresión. Sucedió en la concurrida esquina habanera de 23 y 12, cuando Fidel expresó: “…y que hayamos hecho una revolución socialista en las propias narices de los Estados Unidos, y que esa revolución socialista la defendemos con esos fusiles, y que esa revolución socialista la defendemos con el valor con que ayer nuestros artilleros antiaéreos acribillaron a balazos a los aviones agresores”.

Y desde allí, habaneros y cubanos, veteranos del Ejército Rebelde y bisoños inexpertos, milicianos, el pueblo uniformado... se fueron a combatir a los mercenarios por la Cuba Socialista y en menos de 66 horas la poderosa fuerza bélica, pertrechada y dirigida por los Estados Unidos, incluidos pilotos norteamericanos, sufrieron su primera gran derrota en América.

En el acto para recordar a los caídos y héroes de aquella gesta y ratificar el carácter socialista de la Revolución Cubana, estuvieron presentes los victoriosos representantes de Cuba en la VIII Cumbre de las Américas, donde el imperio volvió a las andanzas de la retrógrada OEA para tratar de dividir a los pueblos de la América de Bolívar  y Martí, mientras los misiles USA caían sobre el pueblo sirio.

¿Qué ha cambiado? Para los Estados Unidos nada, la guerra sigue siendo su credencial de “única” potencia mundial que amenaza bélica y económicamente a los países opuestos  a su intacta política de rapiña universal, incluso, a sus propios “aliados”.

La guerra fría, la intimidación y la inestabilidad de los gobiernos progresistas y populares como Venezuela, Brasil y Argentina… signa la política estadounidense incrementada por Donald Trump para los vecinos de la América y del mundo que no se arrodillan ante el imperio; de lo contrario, bloqueo, presiones económicas y misiles nucleares, son pretextos prostituidos: armas químicas, nucleares… ataques sónicos… mentiras que los grandes medios convierten en videos falsos como ahora ocurrió en Siria.

¿Qué ha cambiado? Para Trump y sus ancianos bélicos sedientos de venganzas que lo rodean, y los Rubio y Díaz-Balart, que al igual que sus antecesores  han hecho de la política rabiosa anticubana un negocio millonario.  Nada ha cambiado: están en los años de la Guerra Fría, y a Cuba la atacan con las manidas calumnias que se desvanecen cuando los estadounidenses violan el bloqueo y visitan como turistas “el lugar más seguro del planeta”, según sus propias opiniones.

Para los cubanos, para la nueva generación que ha asumido paulatinamente el mando socialista de la Revolución de Fidel y Raúl, de sus líderes históricos, los más de medio siglo de la nueva época de cambios universales, han fortalecido la defensa de la Patria con conocimientos contundentes sobre los Estados Unidos, un poderoso país que continúa pensando, antes de que el apóstol José Martí antiimperialista advirtiera de su peligro porque vivió en sus entrañas, cómo apoderarse de Cuba,  que a decir del patriota héroe, Antonio Maceo, “…solo recogerá el polvo anegado en sangre si no perece en la lucha…”.

Míster, Trump, remember Playa Girón.