CAMAGÜEY.- Supuse que cada uno por su lado pensó: “me pongo las botas, realizo el ‘trabajo’, cobro y todo queda en casa. Nadie se dará cuenta”.

Los trabajadores por cuenta propia contratados para dar mantenimiento o reparar las instalaciones de las terminales ferroviarias de Carlos Manuel de Céspedes, Florida y Aguilar, no estaban muy lejos de actuar de esta manera.

Los trabajos no se materializaron o quedaron a medio hacer, pero el dinero, en una cuantía nada despreciable: unos 153 000 pesos, fue a parar a los bolsillos de los infractores.

Quizás en otra circunstancia y en diferente tipo de labor pudieran pasar gato por liebre. Los hechos son tan evidentes que las más entretenidas de las personas se darían cuenta de que las manos de pintura, proyectadas a aplicar a las paredes, estaban incompletas y los espacios a construir de nuevo se hallaron sin hacer. El cumplimiento de lo contratado era pura mentira. La revisión de los inspectores y las quejas sobre ese particular afloraron.

Estas irregularidades ocurren cuando no son cumplidas al pie de la letra las normas o regulaciones establecidas en la Resolución No. 60 de la Contraloría General de la República de Cuba, vistas como un documento más. La Guía de Autocontrol transita como una víctima de la carcomida rutina.

La verdad es que la decisión de invertir recursos financieros y materiales no debe quedar en manos de una persona. ¿En qué cabeza cabe? En la economía familiar, incluso, la decisión es colectiva y se maniobra con los ingresos y egresos para determinar el destino de los gastos.

La conversación con Gilberto Baró Gálvez, director de la Empresa, designado después de estos hechos, posibilitó establecer que la principal fisura fue no llevar un adecuado proceso de contratación.

A ello se sumó la ausencia de supervisiones en tiempo real a las obras y no determinar la calidad, que se cumpliera lo indicado en el Control Interno con los libros de orden, las cartas límite, de desagregación de los productos y materias primas, y todo no terminó allí. No hubo reciprocidad en acatar el principio de igualdad entre las partes.

Para nadie es un secreto que estas irregularidades están enmascaradas, no pocas veces, con el corre-corre, de llegar exigiendo el dinero. Una de las enseñanzas que deja este pago indebido es que no se puede abonar si no hay un acta de concordancia de la calidad y una revisión y certificación del trabajo realizado.

Fueron tres equipos los implicados en esta flagrante violación financiera, incluso, la esposa de uno de los cuentapropistas se presentó a cobrar como si hubiera laborado.

A tenor de las transgresiones asumidas directamente por la Unidad Empresarial de Base Ferrocarriles Camagüey, la Empresa normó que para establecer algún tipo de vínculo con los cuentapropistas cuando la suma exceda de 50 000 pesos en moneda nacional y de 10 000 en CUC, tiene que ser aprobado por el Comité de Contratación, en el que están representadas las diferentes áreas y cumplidos los requerimientos legales por los asesores jurídicos.

Como dijo José Rafael Araujo Hernández, director de auditoría de la Unión Nacional de Ferrocarriles, en todo esto faltaron acciones de control, no percibieron el peligro y las huellas obligan a profundizar en cuestiones legales relacionadas con especificaciones del trabajo con los cuentapropistas y tener en cuenta esta negativa experiencia para evitar sucedan en otras entidades del sector en el país.

El objetivo del control es salvar personas. Con los funcionarios de los ferrocarriles se tomaron las medidas disciplinarias, y pendiente están las correspondientes al proceso penal en marcha.

El trabajo por cuenta propia está establecido por nuestro Estado y sus relaciones con las entidades estatales, pero debe hacerse sobre la base del estricto cumplimiento de las normas aprobadas al respecto.