CAMAGÜEY.- Para secundar a los Estados Unidos en su histeria antirrusa Gran Bretaña ha instrumentado una truculenta historia de envenenamiento de un excoronel de inteligencia militar ruso y su hija que viven en ese país, y que según la prensa que se ha hecho eco del suceso, están en grave estado.

El citado excoronel nombrado Serguei Skripol de 66 años y su hija Yulia, de 33, según la versión divulgada, aparecieron en el banco de un parque en la ciudad inglesa de Salisbury con síntomas de envenenamiento con un agente neurotóxico procedente de Rusia, de uso ilegal en las fuerzas armadas de nación.

Skripol, en el 2006 fue encarcelado por la justicia rusa por espiar para el Reino Unido mientras estaba destacado allí y de los 12 años a que fue condenado solo cumplió 4 al ser liberado después de intercambio de espías de alto perfil con los Estados Unidos.

La propia primera ministra británica Teresa May se encargó de apretar el detonador al enviar un ultimátum a Moscú para que diera una explicación del caso bajo la amenaza de tomar represalias sancionadoras, concretadas posteriormente con la expulsión de 23 diplomáticos del Kremlin en Londres, a quienes calificó de agentes de inteligencia no declarados y anunciar que cortará el diálogo a alto nivel con Moscú, producto de lo cual fue cancelada la visita a ese país de Serguei Lavrov, ministro de Relaciones Exteriores ruso, que estaba programada, y se encargó de anunciar que la familia real no asistirá al mundial de fútbol, que se celebrará este año en ese país.

La respuesta de Rusia no se hizo esperar aduciendo que no aceptaba acusaciones gratuitas sin pruebas de ningún tipo y tampoco el lenguaje de ultimátum con el cual le fue exigido un pronunciamiento alrededor de los hechos imputados, los cuales negó rotundamente, al tiempo que dijo que las sanciones serían respondidas consecuentemente.

Como era evidente, al coro antirruso se unieron con prontitud otros aliados, como los Estados Unidos, Francia, Alemania acusando a Moscú de utilizar armas químicas prohibidas y violadoras del derecho internacional, lo cual pone de manifiesto que la historia lanzada al ruedo por el Reino Unidos se inscribe dentro de la histeria antirrusa alimentada por los Estados Unidos con la imputación hecha al Kremlin de que influyó en las elecciones presidenciales estadounidenses en el 2016 y cuyo proceso investigativo está a cargo de un fiscal especial designado a los efectos.

No son pocos los especialistas que piensan que toda esta trama tiene mucho que ver con el protagonismo alcanzado por Rusia en los últimos años y la firmeza con que ha actuado su presidente Vladimir Putín ante cada uno de los retos enfrentado, sobre todo en la guerra que libran las potencias occidentales contra Siria donde las fuerzas terroristas indiscutiblemente se baten en retirada.

Es notorio que tal situación preocupa no solo a los Estados Unidos sino también a sus aliados europeos de la OTAN los cuales se han ocupado de ir tendiendo un cerco militar alrededor de la nación euroasiática reforzado con numerosas sanciones económicas para entorpecer el desarrollo del país.

Es bueno apuntar, que este domingo alrededor de 110 millones de personas asistirán a las urnas para elegir el mandatario que se instalará en el Kremlin y que de los ocho candidatos en las boletas, según las encuestas, el más favorecido es Vladimir Putin con el 69% de intención de los votos, quien aspira a ser reelecto para su cuarto mandato a partir del 2000.

No son pocos lo analistas que dan por sentado la elección de Putin en atención a la manera que ha conducido a Rusia en los últimos años a partir del derrumbe de la Unión Soviética, logrando colocarla nuevamente entre las grandes potencias con un papel más preponderante en la arena internacional.

De ganar la presidencia, ha dicho, “ la próxima década y todo el siglo XXI serán la época de nuestros triunfos brillantes”.