PANAMÁ.- La posible extradición del expresidente Ricardo Martinelli de Estados Unidos a Panamá, reafirma pronósticos de que la decisión pasa por acuerdos políticos gubernamentales, lo cual algunos llaman "intercambio de favores".

El pasado 13 de febrero, la jueza Marcia Cooke, del Distrito Sur de la Florida, estuvo a punto de otorgar reclusión domiciliaria al reo número 14813-104 del Centro de Detención Federal de Miami, pero horas después suspendió su decisión tras acciones de emergencia de los fiscales.

Martinelli quedó en su celda, y para sorpresa, fue la legación diplomática en esta capital el vocero de la "reversión" de la medida cautelar, y tras las primeras reacciones de los aliados del anterior gobernante, confirmaron en una nota de prensa que Estados Unidos busca su extradición.

Las primeras alarmas sonaron cuando detuvieron al exmandatario en su lujosa residencia de Miami, Estados Unidos, en un aparatoso y mediático dispositivo el 11 de junio de 2017, "casualmente" ocho días antes del encuentro del presidente estadounidense Donald Trump y su homólogo istmeño Juan Carlos Varela.

Algunos comentaristas locales señalaron antes el evidente cambio de posiciones panameñas respecto a Venezuela, el cual se produjo después de un diálogo telefónico entre Trump y Varela (previo al encuentro), donde la Casa Blanca confirmó que el tema fue tratado.

En declaraciones posteriores ante la Organización de Estados Americanos, la canciller istmeña, Isabel Saint Malo, dijo sobre el sureño país:

"...deploramos la convocatoria de una Asamblea Constituyente en términos que no resultan incluyentes y conforme con los principios de representatividad democrática establecidos en su orden constitucional..."; posteriormente se unieron al Cártel de Lima, como denominan al grupo regional de gobiernos usados contra Venezuela.

Seguridad, narcotráfico y Venezuela fueron los temas oficiales del encuentro presidencial en Washington, y la forma en que estos se abordaron pudieron ser solo para satisfacer intereses de Estados Unidos, según coincidieron analistas locales, que suponen una agenda impuesta desde la Casa Blanca.

El joven politólogo Richard Morales dijo en un programa de opinión que aquellas inquietudes expresadas por ciudadanos panameños están justificadas, y recordó que desde la Doctrina Monroe, el norteño país consideró los asuntos internos de Latinoamérica, "como asuntos de su seguridad nacional".

Pero, la principal preocupación social es el retorno de los militares estadounidenses al Istmo, tal vez con el nuevo disfraz de Forward Operating Locations (FOLs), una plataforma provisional de ataque a terceros, posibilidad que señaló en 2017 el analista político Julio Yao en una carta abierta al mandatario panameño.

Las bases del Servicio Aeronaval pueden usarse con estos fines porque Estados Unidos no necesita de instalaciones convencionales, y solo requiere un lugar de desembarco y reabastecimiento, o sea FOLs, para desplegarse a otros puntos de la región, según Morales.

"Es totalmente falso de que el tema de las bases está ni siquiera en la agenda. Nunca ha estado y nunca estará. Eso es como dicen en Estados Unidos: fake news (noticias falsas)", afirmó entonces Emanuel González Revilla, embajador de Panamá en Washington, en declaraciones al diario La Prensa, previo al encuentro presidencial.

Aunque las reacciones respondieron a indicios de que, bajo la justificación de proteger al Canal Interoceánico se genere cierta presencia castrense extranjera, Yao advirtió la posibilidad de que el verdadero objetivo fuese involucrar de alguna manera al país en una aventura contra Venezuela.

Entre las hipótesis que analistas manejaron, estuvo la negociación para la extradición del expresidente Ricardo Martinelli, actualmente detenido en Miami con ese fin, y como moneda de cambio, solicitar la "colaboración" en la "solución" del caso venezolano, hipótesis que Varela negó.

LOS "MARTINELISTAS" REACCIONAN CONTRA EE.UU.
"Esta situación (reversión de la fianza) trae una serie de inquietudes: ¿qué presiones, qué situaciones llevaron a tomar una decisión como esta? Si analiza uno, además, (que) de los primeros en postear la decisión fue la embajada de Estados Unidos en Panamá", dijo recientemente el abogado Sidney Sittón.

"Estamos en presencia de un Estado que tiene el ejercicio del poder político, lo cual le permite una capacidad de maniobra en función de acuerdos y convenios que está celebrando con un Estado extranjero", aseveró, en un cambio de posición sobre la justicia estadounidense que acepta intromisión política en la misma.

"Nosotros no sabemos qué es lo que le está ofreciendo la República de Panamá al estado requerido, que en este caso es Estados Unidos", respondió Sittón a la pregunta de periodistas sobre la influencia política en el caso, y mencionó las actuales maniobras militares norteñas en suelo panameño.

En tanto, el abogado estadounidense Marc David Sietles consideró que son comunes tales reacciones de los jueces ante esos pedidos de los fiscales en nombre del gobierno, el cual solicita esperar la ejecución hasta conocerse el fallo de la apelación, según declaró a la televisora panameña TVN.

No obstante, el emporio mediático de Ricardo Martinelli ataca ahora la maniobra jurídica, aunque responsabiliza más al gobierno de Varela que al de Trump, en lo que el diario Panamá América tituló "Suspicaz Proceso" y en un bajante amplió: "Juristas cuestionan la intervención de la Embajada de EE.UU. en el proceso de Ricardo Martinelli".

Otra de las reacciones contra la justicia estadounidense vino del comentarista José Blandón, de la televisora NEX, también propiedad del encausado, quien calificó de "un mito" lo que se dice de la independencia de la política y el sistema judicial en aquella nación.

En un largo análisis de la situación del expresidente, reconoció que el gobierno de Martinelli, incluidos los dos primeros años de coalición con Varela como vicepresidente, "fue excesivamente complaciente con los Estados Unidos en todo", y reiteró: "¡en todo!".

Blandón se sumó a la tesis de que "ahora Estados Unidos necesita a Panamá para el encerramiento al que están llevando a Venezuela" y repitió el concepto de que "Estados Unidos tiene intereses, no amigos".

En su opinión, ahí entró a jugar la extradición del expresidente, a quien ese país no considera su adversario, según el analista, sino que "ve en Panamá un factor importante para su política exterior", y se remitió a la reciente gira del secretario de Estado, Rex Tillerson, y sus pretensiones contra Venezuela.

Desilusionados tal vez de la idealización de "Gringolandia" -como popularmente le dicen por acá- otros aliados como el vocero de Martinelli, Luis Eduardo Camacho, escribió en su cuenta de Twitter:

"Después de conocer la increíble decisión de la juez (sic) Marcia Cooke, debo concluir que no existe país donde la mano peluda de la política, no se meta en las decisiones judiciales. Hoy comprendimos que la única diferencia es que en algunos lo hace en español y en otros en inglés".

Y como moraleja a tales sucesos, solo cabe recordar el viejo adagio: "Roma paga a los traidores, pero los desprecia".

*Corresponsal de Prensa Latina en Panamá.