CAMAGÜEY.- Además del desarrollo de la estrategia de dominio energético mundial y la restitución de la doctrina Monroe (América para los americanos) en el continente, la gira del secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, por varios países latinoamericanos y caribeños encierra, calladamente, un interés personal revanchista en relación con Venezuela.

Antes de formar parte del equipo gubernamental de Donald Trump, Tillerson se desempeñaba como director ejecutivo de la petrolera Exxon Mobil con contratos en la Faja del Orinoco, pero lamentablemente para él llegó la nacionalización de los hidrocarburos venezolanos por el Comandante Hugo Chávez Frías en el 2007, y con la habitual prepotencia de las transnacionales estadounidenses se negaron a recibir la indemnización fijada y establecieron un litigio ante el tribunal arbitral del Banco Mundial por el que exigían a la Revolución Bolivariana el pago de 1 400 millones dólares por supuestas pérdidas, organismo que desestimó la demanda por considerarla con irregularidades y, por lo tanto, Tillerson y la Mobil se quedaron sin “lana”.

Desde luego que la soberbia imperialista no podrá ignorar este revés, y aprovechando el periplo, el Secretario de Estado se ha extremado en sus exigencias a los países visitados por un endurecimiento en sus relaciones con Venezuela, para la que no solo está solicitando un bloqueo petrolero, su principal rubro de exportación, sino que descaradamente los ha conminado a dar su apoyo a un golpe militar contra el Gobierno de Nicolás Maduro.

México fue el destino inicial, y posteriormente le siguieron  Argentina, Colombia, Perú y Jamaica, donde terminó la gira, y según los especialistas en un análisis global, aunque la mayoría de los gobiernos expresaron su complacencia por la visita, los resultados concretos no fueron muy halagüeños, y en cuanto a la resurrección de la Doctrina Monroe para retomar el control absoluto de su traspatio latinoamericano y caribeño, parece a estas alturas un objetivo muy difícil de lograr.

Esto se comprueba con solo observar la creciente presencia de la República Popular China en la región, donde para algunos países como Brasil y Chile el gigante asiático constituye el primer destino de sus exportaciones y para otros, como Perú, Costa Rica y Cuba, el segundo, además de que las perspectivas de las inversiones chinas en América Latina y el Caribe superan los miles de millones de dólares, con ventajas mutuas.

Cuando Tillerson expresa que en el área no hacen falta más poderes imperiales, no solo se está refiriendo a China , sino que también Rusia está desempeñando un importante papel aquí, por lo que es natural que los Estados Unidos se hayan lanzado a esta cruzada para recuperar el terreno perdido en etapas en las cuales los sucesivos gobiernos estadounidenses ignoraron la existencia de esta parte de acá del Río Bravo.    

En cuanto al bloqueo petrolero a Caracas, a pesar de que las exportaciones a Estados Unidos superan los 800 000 barriles diarios y  está en las aspiraciones estadounidenses convertirse en el líder mundial productor de hidrocarburos, por lo cual asedia las mayores reservas mundiales de Venezuela. La Revolución Bolivariana,   estratégicamente, ha vuelto la vista hacia otras regiones a las cuales envía la mayor parte de su producción total, como las naciones asiáticas, para no depender de un solo importador.

Tillerson regresará a Washington, si no con las manos vacías, sí con una cosecha por debajo de los objetivos que inicialmente se trazó en su discurso en la Universidad de Texas, Austin, porque la Doctrina Monroe, que suscitó un contundente rechazo por parte de Cuba y otros países, no tiene ya la efectividad del pasado siglo, como lo demuestra, inclusive, el gobierno de facto de Brasil, que aunque no estaba en el convite, se apresuró a mostrar su desacuerdo con un golpe militar en Venezuela, pensando, lógicamente, en los efectos que tendría en su parte de la Amazonía, y por otro lugar , Kuczinski, el presidente peruano, después de partir el enviado norteamericano, de inmediato cursó al presidente Nicolás Maduro la invitación para que asista a la VIII Cumbre de las Américas, que tendrá como sede a Lima los días 13 y 14 de abril próximo, cónclave donde seguramente los reclamos al respeto y la soberanía y los llamados a la unidad y solidaridad latinoamericana y caribeña resonarán con fuerza en los oídos del imperialismo norteamericano.