Acabo de leer un despacho que da cuenta que Israel continúa con sus bombardeos este miércoles 30 de Julio, y como consecuencia de ello veinte palestinos que se habían refugiado en una escuela de la Organización de Naciones Unidas (ONU) resultaron muertos.

La nota certifica que el nuevo bombardeo israelí en el norte de Gaza ha dejado también unos 50 heridos, de acuerdo con el portavoz del Ministerio de Salud en la franja, Ashraf Al Qidra; al tiempo que resalta que numerosos civiles palestinos se han refugiado en escuelas de la mencionada Organización, en particular en Jabaliya, después de haber sido advertidos por el Ejército israelí que su localidad podría sufrir bombardeos masivos.

Asimismo, agrega que casi 180 mil palestinos se han visto obligados a dejar sus hogares a causa de los combates y viven en condiciones muy precarias en 83 escuelas gestionadas por la misma Naciones Unidas, y certifica que varios de estos establecimientos se han visto afectados por los combates.

Vergonzosamente, poco debe extrañar crímenes de esa magnitud porque están antecedidos de asesinatos en masas cometidos por Tel Aviv contra pobladores indefensos de Palestina, incluyendo mujeres e infantes, en un ambiente en que los llamados de la comunidad internacional para que Israel detenga su último genocidio recibió de su primer ministro Benjamín Netanyahu, la simple respuesta de que su gobierno resistirá a toda "injerencia internacional" —según diversos despachos mediáticos.

Recuerdo que a finales de Mayo de 2010 unos cien soldados de las fuerzas especiales de Israel dispararon contra centenares de personas de diversas nacionalidades que navegaban en la Flotilla de la Libertad de bandera turca y causaron cerca de 20 muertos y decenas de heridos, incluyendo personas de Estados Unidos de América.

En aquel entonces, se conoció que el infortunio aconteció en aguas internacionales, a decenas de millas de la costa de Gaza; que el delito consistió en llevar alimentos, medicinas y ropa para dar de comer y vestir a niños/as, mujeres y ancianos/as palestinos/as castigados por un bloqueo israelí; y que tal episodio de barbarie, a pesar de haber conmocionado a la comunidad internacional, no provocó ni un rasguño a los bandoleros amantados por Washington y Bruselas.

Por estas horas, han trascendidos dos percepciones que deseo compartir con mis lectores/as:

Una, la Alta Comisionada de la Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, ante las acciones militares del ejército Israelí en Gaza, señaló: "Estos son sólo algunos ejemplos que apuntan a una alta posibilidad de que el derecho humanitario internacional haya sido violado de una forma que podría constituir crímenes de guerra".

La otra, el Presidente de Bolivia Evo Morales, con conocimiento de causa, manifestó de forma precisa e inequívoca: "Cuando Estados o pueblos enfrentan políticas de los imperios, ahí está el Consejo [de Seguridad de Naciones Unidas] actuando; pero cuando los Imperios humillan a los pueblos como en Palestina, no hay Consejo".

En este panorama, considero que la opinión pública debe multiplicar por el infinito sus actividades en defensa del pueblo palestino; que las personas honestas de Israel deben hacer hasta lo indecible por parar los desafueros de la administración de su país; y que los hombres y mujeres que estén en capacidad de hacerlo, deberían enrolarse en una cruzada que en alguna medida devenga golpe demoledor a las barbaries de los bandidos que conducen la dinámica de Israel.

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