Este 17 de noviembre, alumnos y profesores festejan el Día Internacional del Estudiante, una fecha que aviva las nostalgias de quienes ya dejamos las aulas. En nuestras mentes persisten los pupitres, maldades, noviazgos primeros y cuentos que jamás se repetirán.

Tal vez por eso valoramos más la palabra “estudiante”, convertida en recuerdos, sonrisas y anécdotas de una etapa hermosa, llena de impulsos, anhelos, pasos iniciales y vivencias irrepetibles.

Hoy las imágenes de aquellos días saltan como duendecillos intranquilos, y miramos a quienes en la actualidad visten sus uniformes y van con paso lento o rápido, a pie o en bicicleta hacia centros docentes, permanecen internos o caminan por pasillos de las universidades.

¡Cuánta energía y sueños hay en ellos! Cada escuela suele convertirse en una casa grande, donde todos se preparan para la vida, hablan, sonríen, juegan, escriben, realizan cálculos y polemizan, ejercicios fundamentales.