La líder de Fuerza Popular leyó un comunicado a la prensa antes de dirigir una arenga a cientos de simpatizantes congregados frente al hotel de lujo en el que estableció su cuartel general y esperó los datos de los comicios.
En el pronunciamiento agradeció a sus electores y dijo que honrará la gran responsabilidad que conlleva el triunfo de hoy, que deberá refrendar en una segunda vuelta a quien sea su escolta, lo que disputan el neoliberal Pedro Pablo Kuczynski y la progresista Verónika Mendoza.
Agregó que su triunfo, al que se suma haber conseguido casi la mitad de los escaños del Congreso de la República, "muestra claramente que Perú quiere reconciliación y no quiere más peleas".
Aludió así a un factor que estará presente en la segunda vuelta, el rechazo hacia su candidatura de amplios sectores que la identifican con el gobierno autoritario de su padre, Alberto (1990-2000), lo que ella niega inclusive con un compromiso firmado de respeto a la democracia y a los derechos humanos.
Dijo que su partido representa la voz de los peruanos que reclaman la presencia del Estado y prometió "pisar el acelerador del crecimiento" para beneficio de las poblaciones alejadas y mejorar las oportunidades de educación.
Fujimori ratificó un aspecto esencial de su campaña, que en ese aspecto evoca la imagen de su padre, el de prometer devolverle al país paz y tranquilidad y condenó una emboscada con siete muertos a una patrulla militar, realizada por remanentes del grupo armado Sendero Luminoso en la central región de Junín, de lo que virtualmente culpó al gobierno.
Se comprometió a trabajar con mirada al futuro y planteó que la segunda vuelta debe disputarse con propuestas e ideas y exhortó a votar en esa ronda, el 5 de junio, por lo que llamó "el cambio y el futuro".
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