El pasado 23 de marzo Maduro alertó sobre los planes de la Casa Blanca para restituir mecanismos de sometimiento en América Latina, donde los pueblos decidieron su destino con soberanía, en democracia y en paz.
Desde el Palacio de Miraflores (sede de Gobierno), donde se realizó un Consejo de Ministros, el mandatario indicó que principalmente se pretende golpear a Venezuela, nación que declaró su carácter antimperilista para avanzar hacia una sociedad más justa e inclusiva.
Mencionó que para tales fines pretenden utilizar viejas tácticas y métodos como la mentira y la conspiración, valiéndose para ello de sectores entreguistas y apátridas en el país.
Fue la elección de Chávez en 1998, el proceso popular Constituyente del 1999, y fue la Revolución pacífica y democrática conducida por Hugo Chávez lo que le abrió el curso a la nueva historia del siglo XXI a América Latina y el Caribe, y marcó la pauta de los poderosos movimientos populares, progresistas, de izquierda del continente, agregó.
Al respecto, este viernes el canciller ruso, Serguei Lavrov, emitió declaraciones contra la actitud de Washington hacia el país sudamericano y reafirmó la amistad que une a Caracas y Moscú.
El ministro también destacó que el Gobierno ruso ve con agrado que los países de América Latina y el Caribe rechacen de manera unánime los golpes de Estado que se han pretendido ejecutar en la región como forma de acceso al poder.
En tal sentido, el 24 de marzo la cancillería venezolana emitió un comunicado en el cual mostró su apoyo al pueblo argentino durante la fecha en que se conmemoró el aniversario 40 del inicio de la dictadura.
En el documento, Venezuela "reitera el apoyo a las víctimas y familiares de quienes padecieron este oscuro episodio en la historia argentina, a la vez que alerta sobre las pretensiones imperiales de imponer sus oscuros objetivos antidemocráticos e impopulares en contra de los gobiernos progresistas".
Estos eventos, que caracterizaron dos décadas oscuras de la vida de nuestra región, ocurrieron bajo el amparo de la Doctrina de la Seguridad Nacional, que, auspiciada por los Estados Unidos, promovió el intervencionismo y el derrocamiento de las democracias constitucionales, expresa la nota.
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