WASHINGTON.- Al menos tres prominentes mujeres demócratas plantean hoy su intención de desafiar al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en las elecciones de 2020, en las que el republicano buscará su segundo mandato.

Las senadoras Kamala Harris, de California; Kirsten Gillibrand, de Nueva York; y Elizabeth Warren, de Massachusetts, dejaron claro esta semana sus intenciones presidenciales.

Por supuesto, el camino, largo aún, no permite determinar desde ahora quién podría ganar la nominación de su partido para enfrentar a Trump, pero son parte de un movimiento de mujeres moderadas y liberales que definió a su partido este 2018.

Ellas están dispuestas a romper el "techo de cristal" como suelen llamar aquí a la brecha invisible que les impide acceder a los mismos puestos de poder que los hombres.

Harris subió al escenario el viernes en una iglesia en Carolina del Sur, mientras la audiencia le coreaba: "¡Señora Presidenta!". Un día antes, Gillibrand visitó New Hampshire de manera similar.

Mientras, Warren no dio lugar a dudas sobre sus intenciones cuando lanzó al ruedo público una prueba genética que corrobora su ascendencia de nativos americanos, una jugada que silenciaría a todas luces las reiteradas burlas de Trump acerca de sus orígenes.

Las tres mujeres comenzaron a sacar sus armas en el camino que conduce a la Casa Blanca en un momento en el que las divisiones de género configuran las campañas de medio término.

Los comicios de medio término serán cruciales para las mujeres, comentó un artículo del periódico The New York Times al reseñar que ha sido un año caracterizado por el impulso tomado por el movimiento #MeToo contra la violencia hacia las féminas y por las propias acusaciones de abuso que recaen sobre el mismísimo presidente Trump.

Gillibrand, quien ha estado a la cabeza de la marcha de mujeres contra Trump y ha apoyado activamente al #Me Too, predijo que varias de sus congénere se postularían para enfrentar al actual ocupante de la Oficina Oval dentro de dos años.

También advirtió que la energía política entre las mujeres demócratas este año superó con creces todo lo que vio en 2016, cuando Hillary Clinton tuvo la oportunidad de convertirse en la primera presidenta en la historia nacional.

La legisladora agregó que "la energía ayudaría a definir la elección de 2020", en alusión a la Marcha de Mujeres de 2017 y las recientes protestas contra la nominación del juez Brett M. Kavanaugh, confirmado a la Corte Suprema pese a las denuncias de abuso sexual.

Citada por el rotativo, la senadora Harris consideró además que Estados Unidos se encuentra en un "momento de inflexión".

Un número récord de mujeres (185) se postulan para alcanzar un escaño en el Congreso de Estados Unidos en las elecciones del 6 de noviembre, principalmente pertenecientes al lado azul (color que identifica al Partido Demócrata).

Algunos demócratas opinan que elegir a una mujer es aún más importante ahora que en 2016, incluso creen que el ambiente político en el partido podría catapultar rápidamente a una o más de ellas a la posición de líder.

Pero hace casi dos años, la mayoría de los estudios de opinión indicaban que Hillary Clinton acariciaba las puertas de la mansión ejecutiva y los resultados de las votaciones acabaron con su sueño de campaña: la presidencia número 45 de Estados Unidos no sería para una mujer.

Los análisis postelectorales acerca de la carrera trunca de Clinton al Salón Oval, afloraron que el país no estaba preparado para semjante reto y ratificaron un fenómeno persistente: la desigualdad de género en las oportunidades políticas.

El propio diario The New York Times en su momento apuntó, con cierta cuota de humor, cómo se vería esa primera presidencia femenina: con "generales con cinco estrellas saludando una jefa mujer" y "un espacio vacío en la exhibición de vestidos de la primera dama en el museo Smithsonian".