Más de 12 años después de que el mandatario republicano George W. Bush enviara los primeros prisioneros allí, jefes de varias agencias federales insisten en que la clausura de la cárcel sea antes de que el actual jefe de la Casa Blanca deje su cargo en enero de 2017, confirmaron al Times fuentes del Pentágono y el Capitolio.

Washington mantiene desde el año 2002 un centro de internamiento en esa instalación militar, ubicada en territorio cubano contra la voluntad del pueblo y gobierno de la nación caribeña.

Obama argumenta que la prisión debe cerrarse debido a sus altos costos, que ascienden a más de tres millones de dólares anualmente por cada detenido, además de que constituye un símbolo para el antiamericanismo por las torturas y abusos que han tenido lugar allí, destaca el periódico.

Están divididas las opiniones entre el Departamento de Estado -que parece más ansioso por cumplir la promesa de Obama de cerrar la prisión- y algunos altos jefes del Departamento de Defensa que dicen compartir esa ambición pero son más cautelosos que su contraparte sobre la liberación de los detenidos, agrega el diario.

Las presiones legales también crecen en la medida en que aumenta la inconformidad en el sistema judicial por la práctica de la alimentación forzosa de los detenidos que están en huelga de hambre, añade el artículo del periodista Charlie Savagesept, enviado especial del Times a la instalación militar.

Aunque Obama prometió en 2013 revivir sus esfuerzos para cerrar la prisión, su administración solo pudo liberar un prisionero de bajo nivel este año, y quedan 79 de esa categoría cuya transferencia a otros países está aprobada, de un total de 149 presos que integran la población penal.

"Falta mucho todavía para que la cárcel cierre a pesar de los esfuerzos de Obama y de quienes realizan gestiones para que otras naciones reciban a los presos y al final necesitaremos la acción del Congreso", dijo el Jefe del Comando Sur del Pentágono, general John F. Nelly, a quien se subordina la jefatura de la base.

La Casa Blanca canjeó en mayo pasado a cinco reos de alto nivel por el sargento Bowe Bergdahl, que estaba desde hace varios años en poder de los talibanes en Afganistán.

Líderes demócratas y republicanos censuraron a Obama por obviar en este caso disposiciones legales que obligan a la Administración a notificar con 30 días de antelación al Capitolio cualquier transferencia de detenidos de la prisión de la base naval de Guantánamo.

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