WASHINGTON (PL) Ante un nuevo contexto de las relaciones bilaterales, organizaciones de cubanos en Estados Unidos mantienen incólume su decisión de favorecer el acercamiento entre ambos países, más allá de lo que consideran desaciertos políticos de la Casa Blanca.

Para esos grupos de inmigrantes, la distancia física de su tierra natal y el empeńo de la administración norteamericana en destruir lazos carecen de la fuerza necesaria para hacerlos desistir de sus propósitos.

Aglutinados en la coalición Alianza Martiana, en la ciudad de Miami, Florida, tales entidades también exigen el fin del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Washington a la isla hace más de 55 años.

Como han hecho muchas veces, examinan cada situación particular y proyectan renovadas acciones dirigidas a lograr el cese de una postura que califican de hostil y sin sentido contra el pueblo cubano.

La Alianza Martiana celebró a inicios de este julio una reunión para analizar la nueva política de la Casa Blanca hacia la nación caribeńa, que a juicio de diversas voces representa un retroceso con respecto a los pasos de la administración anterior.

El 17 de diciembre de 2014, el entonces ocupante de la mansión ejecutiva norteamericana, Barack Obama, anunció de manera simultánea con el presidente cubano, Raúl Castro, el inicio de un proceso encaminado a la normalización de las relaciones entre los dos países.

Posteriormente, Washington y La Habana restablecieron nexos diplomáticos el 20 de julio de 2015 y firmaron más de dos decenas de acuerdos y memorandos de entendimiento en diversos sectores; pero el contexto cambió con la llegada al poder de Donald Trump.

Volveremos a reclamar el cese del criminal cerco, no podemos quedarnos callados, puntualizó a Prensa Latina Andrés Gómez, coordinador nacional de la brigada Antonio Maceo.

Durante el encuentro, con unos 60 asistentes, se perfilaron acciones encaminadas a continuar apoyando a la mayor de las Antillas, y rechazaron el discurso y las medidas anunciadas por Trump el 16 de junio último.

El jefe de Estado firmó ese día en Miami el llamado Memorando Presidencial de Seguridad Nacional sobre el Fortalecimiento de la Política de los Estados Unidos hacia Cuba.

Dicho documento restringe los viajes de los norteamericanos al país caribeńo a partir de barreras burocráticas y la eliminación de visitas educativas a título individual.

También prohíbe las transacciones económicas, comerciales y financieras entre compańías estadounidenses y empresas cubanas vinculadas con las Fuerzas Armadas Revolucionarias y los servicios de inteligencia y seguridad.

De esa forma, y como consideró el Gobierno de la isla en una declaración, se imponen trabas adicionales a las ya muy restringidas oportunidades que el sector empresarial estadounidense tiene para comerciar e invertir en Cuba.

A juicio de Gómez, resulta necesario continuar la lucha en defensa de todos los derechos del pueblo cubano para poder vivir y desarrollarse pacíficamente.

En ese sentido, se convocó a la realización de acciones públicas, como caravanas de autos por céntricas calles, que evidencien solidaridad y pidan el fin del bloqueo.

Por su parte, Max Lesnik, de la dirección de la Alianza Martiana, también consideró en el encuentro del 2 de julio último, que se avecinan nuevas batallas contra la incomprensión y la actitud trasnochada de la extrema derecha de Miami.

Estamos de pie para lo que venga y para lo que sea, reafirmó, antes de desear que la nueva política del gobernante republicano culmine en la rectificación del error cometido.

Con Trump o sin Trump, la Revolución cubana seguirá por el camino escogido de manera imperturbable y segura de su destino, destacó el presidente del Círculo de Intelectuales y Artistas de Miami, Salvador Capote.

Dos días después de las acciones del mandatario republicano sobre Cuba, la Alianza Martiana expresó su rechazo al respecto, y cuestionó las razones que impulsaron a Trump a tomar "tan descabellada decisión".

En una nota, la entidad expuso que se alega por varios medios de prensa que la determinación estuvo motivada por razones de índole electoral con el fin de continuar logrando el respaldo de la comunidad cubana en Florida, principalmente en Miami.

Tal cosa es mentira, y resulta fácilmente demostrable por los hechos. El 50 por ciento del voto cubano en Florida fue en contra de la candidatura de Trump a la presidencia, precisó a continuación.

Recordó que hace más de ocho ańos, contando tres elecciones, los emigrantes cubanos no respaldan abrumadoramente al candidato presidencial que apoya una política de guerra y de bloqueo contra el pueblo de la nación antillana.

Las razones que motivaron la decisión de Trump a favor de esa inverosímil política en contra de Cuba pudieran encontrarse en su infantilismo político y creciente desespero por intentar mantener a flote su naufragante presidencia, expresó el texto.

Revestido, para no decir disfrazado, con el ropaje y lenguaje al estilo de la decrépita cruzada contrarrevolucionaria, Trump montó rodeado de los sedientos vampiros de la extrema derecha cubanoamericana una sombría escena de ópera bufa, recalcó.

Más adelante, reiteró el compromiso de cubanos y no cubanos, respetuosos de la decisión del pueblo de la isla de mantener su soberanía, a continuar luchando contra semejantes ultrajes a los derechos fundamentales de vivir en paz.

Además de las organizaciones de emigrados, la postura de Trump encontró el rechazo en legisladores republicanos y demócratas, grupos empresariales y científicos, cubanoamericanos, y organizaciones sin fines de lucro.

Por ejemplo, el bipartidista Grupo de Trabajo de Cuba, integrado por 24 miembros del Congreso estadounidense, adelantó que se involucrará a fondo con las agencias federales para mitigar las consecuencias dańinas de la nueva política.

A su vez, la Cámara de Comercio ratificó la voluntad de seguir trabajando para eliminar "las políticas anticuadas" y recordó que colabora con el Congreso y sectores públicos y privados de ambas naciones en aras de eliminar barreras al intercambio de bienes y servicios, crear empleos y favorecer el crecimiento a nivel bilateral.

 *Corresponsal de Prensa Latina en Estados Unidos.