JIBACOA, VILLA CLARA.- (ACN) La presencia de bandos con más de 100 cotorras en la zona del macizo Guamuhaya correspondiente a la provincia de Villa Clara,muestra la recuperación que lentamente reporta esta especie.

Benito Turiño, jefe del Cuerpo de Guarda Bosques de las montañas de esta provincia, explicó a la ACN que este aumento de los individuos es el resultado de muchos años de labor, el incremento de la vigilancia y el control sobre esas aves.

El experto dijo que desde el 2015 incrementaron el número de guarda parques en el Área Protegida  Hanabanilla, y crearon viviendas dentro del lomerío para que permanezcan allí el tiempo que necesiten.

Añadió que la reforestación con frutales, y la colocación de medio centenar de nidos artificiales también favorece la reproducción de esa especie que compite con otras 11 por las cavidades en  los troncos de los árboles para anidar.

Reconoció que aún persiste la sustracción de pichones para el comercio ilícito, lo cual afecta considerablemente la estabilidad de esas colonias de pájaros, porque las cotorras son gregarias, establecen parejas para toda la vida y solamente se reproducen una vez al año.

Aseguró que durante el 2016 en Villa Clara no se descubrieron robos de pichones ni huevos.

Turiño comentó que la presencia de cotorras jóvenes en las casas de viviendas de pueblos y ciudades de la provincia manifiesta que todavía se mantiene el hurto y comercio ilícito, acción repudiada por todos al ser aves amenazadas de extinción.

El especialista aclaró que el macizo Guamuhaya no es un coto de caza, o sea, está prohibida la captura de todas las especies del lomerío, por lo que cualquier sustracción del patrimonio
natural tiene su correspondiente sanción.

Arturo Díaz, guardabosque del Hanabanilla,comentó que cuando detectan personas transportando cotorras se les aplica el decreto 268, de la Ley forestal 85, que establece sanciones a quienes incurren en esos delitos.

Esa regulación comprende penalidades muy bajas, por ejemplo, las multas son de hasta 500 pesos (CUP), mientras que cada pichón lo comercializan a precios altos en pesos convertibles (CUC),añadió.

Díaz agregó que entre los campesinos se ha incrementado la cultura proteccionista con la creación de proyectos  comunitarios, cuestión que debe extenderse hacia las ciudades y pueblos, porque allí viven los máximos receptores de los animales extraídos del monte.