CAMAGÜEY.- A la palabra cederistas, casi ningún procesador de texto en los dispositivos digitales: computadoras, teléfonos móviles, tablets... la reconoce, pero qué cubano mayor de 14 años, y hasta menor de esa edad, no tiene idea de lo que entraña, aun cuando el suyo no funcione como los mejores.

Sesenta años hará en pocas horas de aquella noche en la que nació una organización única en el mundo. Cómo seguirla defendiendo en un contexto distinto, pero con el mismo enemigo al acecho, es el principal desafío que tienen hoy los Comités de Defensa de la Revolución (CDR).

La mayor organización de masas del país, con unos 138 000 CDR, cubre casi desde el cabo de San Antonio hasta la Punta de Maisí. En reciente visita a la provincia el entonces vicecoordinador nacional de la organización, hoy coordinador, el Héroe de la República de Cuba Gerardo Hernández Nordelo, conversó con Adelante Digital y dejó algunas claves que son útiles retomar, sobre todo cuando se acerca el aniversario 60.

“Los CDR tienen una fuerza incalculable, la del pueblo organizado, ese en el que confió Fidel aquella noche del 28 de septiembre. Los tiempos y el contexto han cambiado, pero el enemigo sigue allí, haciendo de todo para derribar la Revolución. Hoy nos toca apoyar de una manera distinta a la de los inicios, pero esa es la capacidad que no podemos perder, la de serle útil a Cuba en cualquier circunstancia. Las tareas actuales son la producción de alimentos, la higiene de nuestras cuadras para hacerle frente a la situación epidemiológica que enfrenta el país, el trabajo ideológico, el enfrentamiento al delito y las ilegalidades y enamorar a los jóvenes de la organización”.

Justamente este miércoles, cuando el presidente Trump arreciaba las medidas contra Cuba, en el programa radiotelevisivo Mesa Redonda Gerardo enfatizaba algunas de esas líneas para los más de ocho millones que integran los CDR. “Tenemos una particularidad, por ejemplo, los cubanos sentimos inmenso orgullo de nuestros médicos, de nuestros internacionalistas, ellos son cederistas. Eso hace a la organización protagonista de la historia que hemos vivido desde 1960 hasta la actualidad.

“Hay tareas tradicionales, las donaciones de sangre —mediante las que se salvan cada año miles de vidas—, el apoyo a los procesos electorales, la discusión y aprobación de la Constitución, la lucha contra el mosquito Aedes aegypti y la vigilancia revolucionaria, así como los destacamentos Mirando al Mar, más de 300 en todo el país, que son un tremendo apoyo para nuestras gloriosas tropas guardafronteras y que cumplieron recientemente 50 años. Debemos revitalizar otras como la recogida de materias primas, tan importante para la economía del país.

“Las personas tienden a valorar la labor de los CDR por la del suyo. Nosotros estamos conscientes de que no todos funcionan igual, nuestro deseo es que todos trabajen bien, pero siendo realistas, resulta difícil porque se trata de 138 000 dispersos en toda Cuba.

“Tenemos que acercar cada vez más la organización a la familia, a las comunidades, quedan tareas que perfeccionar, como la atención a las personas vulnerables, a los familiares de quienes cumplen prisión, resolviendo los problemas de la comunidad, proponiendo soluciones. Insertándonos en las nuevas tecnologías y las redes sociales, podemos desde allí también aportar y sobre todo ganar la participación cada vez más activa de los bisoños. No somos una organización de viejitos, como algunos suelen decir. Aunque sentimos un orgullo tremendo por los mayores que han dedicado la vida a los CDR, muchos jóvenes aportan y pueden sumarse otros cada día. No queremos escuchar ‘mi CDR no funciona’, todo lo contrario, quisiéramos escuchar ‘mi CDR no funciona y yo quiero ser el presidente para hacerlo funcionar’”.

“En 60 años el país cambia, el mundo cambia, pero la misión se mantiene invariable: defender la Revolución”.

No lo duden, seguiremos cumpliendo la promesa de aquella noche del multitudinario encuentro con Fidel, ahora con el ejemplo que nos inspira la estrella que Gerardo lleva en el pecho.