LA HABANA.- Pese a la politización por Estados Unidos del tema migratorio y los obstáculos que impone a los viajes de los cubanos, la isla insiste en apoyar un flujo ordenado y seguro de personas.

Esa postura del gobierno de la mayor de las Antillas, reiterada en una reciente declaración de la cancillería, se basa -insiste- en el respeto al derecho individual y en una cuestión humanitaria.

Asimismo, funcionarios cubanos advierten que dar la espalda a una migración segura es poner a los seres humanos a las puertas de convertirse en víctimas de los grupos criminales que dominan el tráfico de personas en la región.

Secuestros, extorsiones, asesinatos y violaciones cometidos por estos delincuentes abundan en las noticias de los medios de prensa, con afectados de las más diversas nacionalidades, incluyendo cubanos.

Sin embargo, para Washington esto parece importar poco en el caso de los cubanos, porque "huyen del comunismo" o "están dispuestos a pagar cualquier precio por ser libres", ignorando a propósito que la emigración es un fenómeno global guiado fundamentalmente por motivaciones económicas.

EL BUENO Y EL MALO

La matriz de opinión sembrada contempla además el escenario de colocar a la isla como una amenaza en el ámbito migratorio, un aspecto que Estados Unidos asume como seguridad nacional.

Al respecto, la cancillería del país caribeño denunció este mes que Washington es el verdadero problema.

Hace poco más de una semana, el gobierno norteamericano redujo para los cubanos el tiempo de validez de la visa B2 de cinco años a tres meses, con una sola entrada, bajo el pretexto de una alegada reciprocidad con el tratamiento de Cuba a los estadounidenses.

La Habana rechazó la decisión calificándola de "un obstáculo adicional al ejercicio del derecho de los ciudadanos cubanos de visitar a sus familiares en ese país".

Esta medida se suma al cierre de los servicios del Consulado de Estados Unidos en la Habana, a la interrupción injustificada del otorgamiento de visados a los cubanos, obligándolos a viajar a terceros países sin garantía alguna, y al incumplimiento de la cuota de visados establecida por los acuerdos migratorios, subrayó.

Una vez más, el gobierno estadounidense favorece la emigración ilegal y crea nuevas víctimas para las redes del tráfico humano que dice combatir, alertan desde la isla, recordando que son los niños y las mujeres los más vulnerables. En 2013, Cuba puso en marcha una actualización de su política migratoria, dirigida a facilitar los viajes y el acercamiento entre los cubanos de ambos lados del Estrecho de La Florida.

La voluntad política de favorecer el flujo legal de seres humanos, al margen de su destino.

Por otra parte, se favorece que los cubanos residentes en el exterior vengan a la mayor de las Antillas, y solo de Estados Unidos llegaron el año pasado casi 300 mil, con más de 600 mil viajes en total, superior a los 517 mil 753 de 2017.

Ante un fenómeno mundial, que genera preocupación y búsqueda de respuestas en escenarios multilaterales como Naciones Unidas, si se actúa de buena fe y con motivos humanitarios, nada más sensato que cortar las alas a los mercaderes de la muerte con una migración regular, ordenada y segura.