LA HABANA.- Como una experiencia inolvidable, en la que dieron al pueblo mexicano mucha fe, esperanza, solidaridad, amor y especialmente salud, calificaron médicos cubanos la ayuda ofrecida a miles de damnificados de ese país, tras los terremotos de septiembre último.

Esta madrugada llegó a la Patria la brigada del Contingente Internacional Henry Reeve, de Médicos Especializados en el Enfrentamiento a Desastres y Graves Epidemias, que durante 45 días atendió a niños, embarazadas y adultos en general, no solo desde el punto de vista asistencial sino educativo.

Como psicóloga ofrecimos consultas, charlas de orientación y dinámicas de familia, visitamos los albergues de evacuados, y en medio de muchas adversidades encontramos una población muy humilde pero solidaria, que nos acogió cálidamente, dijo la Máster en Psicología Dania Martos González, de La Habana.

Para el Licenciado en Electromedicina Ariel Piedra, también de la capital, bien intensos fueron los primeros días de la llegada del grupo a la ciudad de Ixtepec, en el estado de Oaxaca, uno de los más devastados por los recientes sismos, cuando se montó, casi en tiempo récord, el hospital de campaña que llevaron los galenos cubanos.

De su labor dependía en gran medida la efectividad del trabajo de la brigada, pues con urgencia hubo que operar, realizar cesáreas, exámenes de laboratorio clínico, ultrasonidos, improvisar un puesto médico en medio de la oscuridad y recurrir a otros procederes, lo cual requería del funcionamiento cabal de los equipos de Electromedicina.

Entre los 40 socorristas cubanos que viajaron a México figuró un joven matrimonio de especialistas en Anestesiología y Reanimación, de Santiago de Cuba.

Los doctores Naivis Martínez Despaigne y Juan Emilio Duvalón contaron que aunque ya habían estado en Venezuela como colaboradores, resultaba la primera vez que cumplían una misión de ayuda en situación de desastres, como integrantes ahora del contingente Henry Reeve.

Prácticamente no nos veíamos, dado la intensidad de trabajo que nos obligaba a trabajar en momentos diferentes, pero ha sido una experiencia enriquecedora en todos los sentidos, señala Duvalón.

Cuando el avión de Cubana llegó hoy a la Patria con tan valiosa carga humana, su compañera en la vida y en la profesión portaba en los brazos un inmenso diploma de reconocimiento de las autoridades de la región mexicana, donde laboró la brigada, dedicado al gobierno de Cuba por su valioso apoyo y solidaridad.

Nos impactó muchísimo la extrema pobreza de la gente, la miseria, pero ha sido una experiencia única e irrepetible, pues en medio de todo ese dolor, angustia y penurias los médicos cubanos estábamos junto al pueblo dándoles fe, esperanza, amor y sobre todo salud, concluyó Martínez Despaigne.