CAMAGÜEY.- El hospital materno Infantil Ana Betancourt, de esta ciudad, sumó a sus servicios el Programa Madre-Bebé Canguro o método Piel a piel desde el último trimestre del pasado año, con vista a proteger la salud de niños con bajo peso al nacer, prematuros o no, beneficio que reciben incluso hasta en período de ventilación.

La atención comienza en la Sala de Neonatología, donde la madre acude y pasa con su hijo alrededor de 12 horas, y al alcanzar este entre 1 400 o 1 600 gramos y presentar autonomía al mamar y respirar son trasladados a otra para continuar el proceder en un ambiente acogedor y tranquilo, juntos, madre e hijo las 24 horas.

En ambos sitios el personal especializado orienta a la progenitora cada paso a seguir, la enseñan cómo colocar al bebito, a lactar, hablarle, acariciarlo, cantarle y que los latidos de su corazón los sienta porque, sin lugar a dudas, les ofrece protección y seguridad.

Las licenciadas en Enfermería Annely Boza y María de las Nieves Miranda, ayudan, como es común a la Dra. Eudelis Pons, médico de familia de Altagracia, quien se estrenó como madre de Emely Socarrás, una bebita que nació el 26 de enero, a las 29 semanas de gestación, con 1 414 gramos (3,1 libras), ya pesa 2 170 gramos, recibe la leche materna y como ha aumentado cuesta trabajo ponerla en el “saquito de canguro” creado para estos casos. Foto: Leandro Pérez PérezLas licenciadas en Enfermería Annely Boza y María de las Nieves Miranda, ayudan, como es común a la Dra. Eudelis Pons, médico de familia de Altagracia, quien se estrenó como madre de Emely Socarrás, una bebita que nació el 26 de enero, a las 29 semanas de gestación, con 1 414 gramos (3,1 libras), ya pesa 2 170 gramos, recibe la leche materna y como ha aumentado cuesta trabajo ponerla en el “saquito de canguro” creado para estos casos. Foto: Leandro Pérez PérezLa Dra. Elizabeth Avilés Carmenates, especialista en Neonatología, Máster en Atención Integral al Niño y responsable de esa práctica allí, integrada al Programa de Atención Materno Infantil en Cuba, aseguró los beneficios de esta conducta que propicia en el bebé una ganancia de peso más rápida, le disminuye el riesgo de sufrir infecciones y apneas (suspensión transitoria de la respiración), mantiene su temperatura estable, disminuye el trauma acústico y visual producido por motores de las incubadoras, por ejemplo, beneficia la lactancia materna a libre demanda, mejora el sueño, proporciona regulación cardiorrespiratoria, y son reducidos de manera considerable los costos de tratamiento y, por supuesto, los días de ingreso hospitalario.

En la madre, abundó la Dra. Avilés, facilita la lactancia materna, reduce su ansiedad y la depresión posparto, domina el cuidado de su hijo y se afianza el rol como protectora. Ese contacto directo, el amor, cariño y el calor que recibe el niño acelera el proceso de aumento de peso para llegar al ideal.