CAMAGÜEY.- (ACN) Aun con muy buenos resultados en el Programa de Atención Materno Infantil (PAMI), reflejados en las bajas tasas de mortalidad, la alta incidencia del embarazo en la adolescencia en esta provincia es una marca negativa en los indicadores de fecundidad.

Datos facilitados por la Dirección de Salud Pública en el territorio y reflejados en un informe a la Asamblea Provincial del Poder Popular, referencian una leve disminución en la cifra de jóvenes menores de 20 años embarazadas al cierre de 2016, con respecto al año anterior, pero todavía es alta.

En Camagüey el 19,30 por ciento de las captaciones de gestantes corresponden a ese grupo etario, por encima incluso de la media nacional si se compara con los datos publicados en el último Anuario Estadístico de Salud de Cuba, correspondiente a 2015 y disponible en Internet.

Ante esa realidad existen medidas establecidas con un enfoque multisectorial, pero que deben cumplirse con mayor rigurosidad y sobre todo con una mayor participación familiar, pues los números indican que la efectividad de las líneas de acción está por debajo de la magnitud de los riesgos de la gestación en esas edades.

Según explicó la doctora Sonia Cabrera, responsable del departamento de Atención Primaria en la dirección de Salud en Camagüey, en una reciente intervención ante el citado foro del Gobierno, este es uno de los problemas que requieren un cambio de formas en la atención desde la comunidad.

El completamiento este año de los grupos básicos de trabajo en las áreas de salud es de los primeros objetivos que persigue el sector, pues estas son entidades fundamentales para la medicina preventiva y comunitaria, donde entran la educación sexual y reproductiva y la evaluación del riesgo preconcepcional.

A pesar de los resultados del PAMI en la provincia, que cerró 2016 con una tasa de mortalidad infantil de 4,3 fallecidos por cada mil nacidos vivos, una comisión del Poder Popular que evaluó la marcha de ese programa consideró insuficientes las acciones en los centros estudiantiles y en la familia.

Ambas instituciones, donde los adolescentes pasan la mayor parte de su tiempo, son los lugares para encontrar las respuestas y los métodos para una sexualidad responsable, pues el costo social y biológico de un embarazo adolescente es alto, no solo para la joven, también para su pareja, para la familia y para el bebé.

La gestación en ese rango de edad de riesgo repercute también en los indicadores de mortalidad infantil y materna, bajo peso al nacer, prematuridad, enfermedades asociadas a la maternidad y abortos, fenómenos a los cuales se suma la decreciente natalidad en el territorio, con casi mil nacimientos menos en 2016 que en el año precedente.