Cincuenta y cinco años nos separan de aquel histórico 22 de diciembre de 1961, cuando nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro proclamara ante el mundo que el pueblo de este pequeño archipiélago, asediado desde entonces por los Estados Unidos, había realizado la hazaña de vencer la ignorancia.

“…la bandera gloriosa de nuestros mambises, la bandera gloriosa de todos nuestros héroes, se levanta junto a la otra bandera gloriosa que ustedes han conquistado, la que dice: ¡Cuba, Territorio Libre de Analfabetismo! (…) hemos levantado esas dos banderas, que significan todo lo que es la Revolución y todo lo que quiere la Revolución, y las hemos puesto en el mástil más alto de América…”, exclamó en la Plaza de la Revolución José Martí.

Aquella batalla, como él la calificara, no se detuvo, sino que se multiplicó en pos de programas de cada vez mayor alcance. Y esas mismas banderas, la del patriotismo y la de la enseñanza, las han mantenido y las mantienen hoy en el mástil más alto los educadores.

Ningún homenaje será suficiente, ni los que inundan cada diciembre, ni los que todavía hemos de ensanchar a todo el año, para reciprocar el amor y la entrega de las mujeres y los hombres de este incondicional gremio, esencial para la vida presente y para el futuro de cualquier nación.

Ustedes no solo salvaguardan el tesoro más preciado de las familias, que son sus hijos, sino que lo moldean hasta entregarlo, ya ingeniero, ya mecánico, ya maestro, ya mujer virtuosa y útil, ya hombre útil y virtuoso, a esa otra gran familia que es la sociedad, que es la Patria.

“Sin educación no hay Revolución posible”, nos avizoró también Fidel. Por eso, junto al agasajo de sus alumnos actuales, y de los ya crecidos que tienen en cada hogar camagüeyano, reciban el abrazo agradecido y el reconocimiento de todo el pueblo, junto a la confianza de que seguiremos teniéndolos a la vanguardia de cada nueva encomienda.

Buró Provincial del Partido