CAMAGÜEY.- Hace tres años llegaron a Brasil 112 camagüeyanos en medio de una intensa campaña mediática para desacreditar la misión que realizarían como parte del programa Mais Médicos, impulsado por la administración de la entonces presidenta Dilma Roussef. Hoy, con la frente en alto, recibieron el agasajo de su pueblo por el cumplimiento del sagrado deber solidario.

En una sencilla ceremonia presidida por las principales autoridades de la dirección de Salud en la provincia y dirigentes del PCC y el gobierno, los internacionalistas ratificaron su compromiso moral con la Revolución y al legado del Comandante en Jefe Fidel Castro, principal impulsor de este tipo de intercambio.

Todos tenían algo que contar. La joven doctora Isabel Varona recordó cómo los estudiantes que al inicio les llamaban esclavos, luego aprendieron junto a ellos, en cada consulta, una lección de virtud, del verdadero sentido de ser médicos. “Mucha gente trató de ridiculizarnos; el Colegio de Médicos de Brasil intentó boicotear nuestra presencia con injurias, varios pacientes acudieron con recelo a nuestra consulta.

"Aun así en ningún momento permitimos que esto nos afectara; nos aferramos a nuestro concepto de Revolución: tratamos a todos por igual, defendimos los valores en los que creemos al precio de cualquier sacrificio, obramos con modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo".

El doctor Liván López, de Najasa, narró entre carcajadas que el primer paciente que atendió le comentó al siguiente en la lista que el médico era muy amable, “mas eu não entendi nada”, añadió aquel. Poco a poco su portugués mejoró y pudo comunicarse mejor.

Maidelis Dormití pensó que ser la única doctora en el municipio Bonito de Minas, provincia Minas Gerais, iba a ser demasiada responsabilidad, sin embargo encontró allí su verdadera realización personal: “Cada persona que me agradecía por sanarle, cada niño que recuperó su vitalidad, cada anciano que recobró la esperanza de vivir me compensaba; no hay mejor salario que sentirse útil. En estos días muchos pacientes han puesto en las redes sociales que me extrañan mucho, imagínate cómo me siento al leer eso”.

Así brotaron las historias de estos sencillos hombres y mujeres que hicieron suyo el sueño de Fidel de crear el ejército más poderoso del mundo, ese de batas blancas y manos milagrosas.

La ocasión sirvió además para otorgarle la distinción Manuel Piti Fajardo a aquellos con más de 20 o 25 años de labor en el sector y la medalla de Internacionalista a la Dra María Georgina Nicolaes.

Para todos fue una experiencia única, al irse ya eran excelentes personas; ahora son mais médicos.