CAMAGÜEY.- Hoy la ciudad amaneció más temprano, amaneció diferente. El alba sorprendió a los camagüeyanos reunidos en sincero tributo a sus muertos más sagrados, como cada siete de diciembre hoy recordaron a los caídos en las luchas internacionalistas.

La llamada Operación Tributo se inició en el año 1989, cuando trasladaron de regreso a territorio nacional los restos mortales de los cubanos caídos en misiones internacionalistas en países de África.

Hoy el peregrinaje comenzó con el acostumbrado homenaje al Mayor General Antonio Maceo Grajales y su ayudante Francisco Gómez Toro, a 120 años de su caída en combate. Desde la plaza que lleva el nombre del llamado Titán de Bronce en el centro de la urbe Patrimonio Cultural de la Humanidad, marcharon los agramontinos encabezados por Jorge Luis Tapia Fonseca, Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba en el territorio, Isabel González Cárdenas, Presidenta de la Asamblea Provincial del Poder Popular, el General de Brigada Ricardo Junco Pimentel, Jefe de la Región Militar y otros dirigentes políticos y sociales.

Otra vez el pueblo inundó la calle Cristo hasta llegar al Panteón de los Caídos por la Defensa en el cementerio local para homenajear a los que dieron su vida en la lucha por la liberación de otras tierras.

En el sentido acto el himno nacional fue acompañado por disparos de salvas y fueron colocadas cuatro ofrendas florales a la entrada del panteón. El joven Primer Teniente Dantet Regueiro reconoció, en emotivas palabras, el aporte de los mártires internacionalistas en la construcción de sociedades más justas en varios rincones del mundo. Señaló además la continuidad de esta obra en los miles de médicos, maestros y profesores que ayudan en el desarrollo social de los países más necesitados.

Luego el pueblo acompañó a los familiares de los mártires internacionalistas hasta cada lápida para compartir el dolor.

Al menos así lo siente Teresita, quién perdió a su hijo de 19 años en la contienda angolana, “todos los días extraño a mi Alejandro, nunca he superado su muerte, pero en días como hoy me siento acompañada y me queda la seguridad que aún cuando yo no esté en el futuro, la gente vendrá a ponerle flores”.

No es casual tampoco que Teresita sienta suyas las palabras de agradecimiento de los angolanos cuando hablan de Cuba, “en el funeral del Comandante todos los presidentes africanos reconocieron el papel de los cubanos en sus guerras de liberación, imagino que cada madre, cada persona que perdió un familiar en esos países hayan sentido la misma emoción que yo, solo eso nos reconforta”, dice en palabras entrecortadas.

Y es que ningún tributo podrá devolver a los cientos de agramontinos caídos en nombre de la solidaridad y la justicia, solo podrán estar vivos en la memoria de quienes con orgullo vendrán cada diciembre a perpetuar su obra.

En las lejanas tierras donde echaron su suerte, en la pujanza del noble pueblo cubano, en la vergüenza de los camagüeyanos y en el más íntimo sufrimiento hogareño, perdurará el legado de estos hombres y mujeres eternos.