CAMAGÜEY.- Un merecido homenaje al Líder Histórico de la Revolución constituyó la celebración del Primer Coloquio: Fidel Castro, pensamiento y presencia en Camagüey, efectuado en el centro de convenciones Santa Cecilia, con la asistencia del Doctor en Ciencia René González Barrios, presidente del Instituto de Historia de Cuba y de estudiosos e investigadores de las luchas independentistas del territorio.

Vivencias, algunas inéditas, compartidas durante  recorridos de Fidel por estas extensas llanuras del centro oriente cubano, ofrecieron Manuel Chaos Piedra y Carlos Díaz Barranco reveladoras del sentido humanista, acucioso, emprendedor, solidario y visionario del más aventajado discípulo de José Martí.

Ambas personalidades ocuparon responsabilidades militares, partidistas, estudiantiles y juveniles en la antigua y nueva provincia de Camagüey y consideraron que ese acercamiento a Fidel dejó enseñanzas que los marcaron a ellos como revolucionarios para toda la vida.

Al primero aquel  inolvidable e inicial encuentro en marzo de 1969 en la zona de Amancio Rodríguez, región camagüeyana por entonces envuelta en la producción azucarera. “Nos dijo –explicó Chaos—no hay tiempo que perder”, ante la eminente aparición de las lluvias que obligaron a más de 10 000 movilizados a trabajar en difíciles condiciones.

Díaz Barranco recordó que a Fidel lo vio, por primera vez, cuando apenas tenía ocho años durante la entrada a Camagüey de la caravana de la victoria aquel 4 de enero de 1959 y los sucesivos encuentros hasta 1989 en que, según sus palabras, tuvo “la oportunidad de estar al lado de un sabio”.

Acapararon la atención también del auditorio las revelaciones del historiador local Francisco Luna Marrero y Omelio Rivero Villavicencio, profesor de la Universidad de Camagüey “Ignacio Agramonte”.

Este último abordó la proyección de Fidel desde la ciencia y en la formación del nuevo modelo de médico, caracterizado, por “el espíritu de sacrificio, amor y entrega” para que no vieran los servicios de salud como una mercancía y a los pacientes como clientes.

El presidente del Instituto de Historia de Cuba llamó la atención sobre la necesidad de que las nuevas generaciones mantengan a Fidel con un referente, porque muchos de los jóvenes de hoy no tuvieron las vivencias de compartir con él en concentraciones en plazas, en desfiles o en centros laborales o de estudios, inagotables escenarios para comprobar la grandeza y genialidad, expresadas en el coloquio.