CAMAGÜEY.- Cuando un cubano celebra, no faltan la música, el cake, la caldosa –un tipo de sopa-- y el entusiasmo, los ingredientes habituales del cumpleaños en el hogar que, por extraordinaria razón, movió anoche a decenas de personas en esta ciudad, a esperar a cielo abierto los 90 de Fidel Castro, porque todos, además del día que le tocó, tienen la convicción de haber nacido también el 13 de agosto.

Foto: Leandro Pérez Pérez/AdelanteFoto: Leandro Pérez Pérez/Adelante

Casi a punto de la medianoche, la Orquesta Sinfónica y el Coro Profesional de Camagüey, bajo la dirección del Maestro Enrique Pérez Mesa interpretaron El necio, del cantautor Silvio Rodríguez, el cierre de una velada de músicos y poetas al frente del preuniversitario Álvaro Morell, en el ambiente del Casino Campestre, el mayor parque urbano de Cuba.

La profusión del abrazo y la felicitación alcanzó niveles solo comparables con los de cada fin de año, otra de las celebraciones que aquí reúnen a la familia, en esa suerte de ritual de las buenas energías, de los pensamientos positivos, de la esperanza.

Varios no pudieron contener las lágrimas de la emoción, por la alegría de vivir el tiempo del Líder Histórico de la Revolución Cubana, mientras admiraban con candor de niños, los globos de colores lanzados desde la cima de la fachada de la escuela, desde donde estaba asida la enorme enseña nacional.

Poco antes el promotor cultural Yunielkis Naranjo había hecho una alocución a nombre de los jóvenes escritores y artistas, con palabras de gratitud para el Comandante en Jefe, faro e inspiración de generaciones, porque ese concierto ya habitual surgió de la Asociación Hermanos Saíz como una de las acciones medulares de la Cruzada Literaria, evento anual que desarrolla su decimotercera edición.

Después entonado el Himno Nacional, cantadas las felicidades y degustados el cake y la caldosa, todavía estaban encendidos el verso y la canción, porque llegar a las doce implicó una hora y media de disfrute.

El guion de la velada aglutinó a actores camagüeyanos que declamaron famosos poemas dedicados a Fidel Castro, de la autoría de Ernesto Guevara, Nancy Morejón, Virgilio López Lemus, Jesús Orta Ruiz y Carilda Oliver Labra.

Por su parte, lectura de versos propios hicieron Evelin Queipo, Alejandro González, Yoandra Santana y Jesús Zamora, quien en 1996, todavía adolescente, ganó el concurso internacional “70 años de vida ejemplar y revolucionaria de Fidel Castro”, convocado por la Fundación Guayasamín.

Una de los regalos de la noche fue el ejercicio de improvisación poética que hizo Liliana Rodríguez, de Las Tunas, al solicitar al público cuatro pies forzados para componer al vuelo décimas que al “derecho” y “al revés” contuvieron: un abrazo de Fidel, por América Latina, por tu vida Comandante y adelante la Cruzada.

También alternaron los trovadores Iraida Williams y Daniel Velázquez, ambos de Las Tunas; Annalie López, de Guantánamo; y Reinaldo Rodríguez y Harold Díaz, de Camagüey, entre otros que sobre el escenario culminaron con una canción de grupo.

La velada conjugó lo clásico y lo popular, una alegoría de la vida de Fidel, de alta cuna y corazón de pueblo; por eso la connotación de la Orquesta Sinfónica de Camagüey como acompañante de la solista Lolysaidis Díaz en el tema Unicornio, de Silvio; y de los juglares Reinaldo Rodríguez y Harold Díaz, el primero con Pequeña serenata diurna (Silvio) y Pescador, de Raúl Torres, de quien el segundo interpretó Nítida Fe y en otra oportunidad, Óleo de una mujer con sombrero (Silvio), en una mixtura de excelencia.

Música, caldosa, cake y entusiasmo, los ingredientes de cumpleaños de este 12 de agosto en Camagüey, en la espera a cielo abierto del 13, un día marcado desde hace mucho en el calendario de afectos de los hogares cubanos.

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