CAMAGÜEY.- Lilisbeth y Sandro solo nos conocían desde la ventanilla que una vez (de chiquitos) se ganaran en “paseo de ambulancia”. Lilisbeth y Sandro tienen menos de veinte años; ella terminó su décimo grado en el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas, y él está “pasando el verde”. Los dos son ejemplares; los dos, como los otros 98 jóvenes de la comitiva, son tuneros que por estos días nos descubren desde el santo y hasta la seña.

Desde el pasado 17 de julio y hasta mañana 24 funcionarán en todo el país los campamentos juveniles de verano, iniciativa novedosa que les premia la virtud. Se trata de un trueque de astucias entre provincias que nada tiene que ver –solo el nombre del “negocio”-- con el destino de algunas producciones del hombre primitivo. Marnolky Mendoza Romero, funcionario del Comité Provincial de la Unión de Jóvenes Comunistas, comentó que son militantes de todas las edades, muchachos de las Brigadas Técnico Juveniles, de Movimientos como el Juvenil Martiano, estudiantes, trabajadores y combatientes. Este trapicheo contemporáneo va de gratificaciones y virtudes, de jóvenes íntegros...

DE PREGUNTAS Y RESPUESTAS

En su último congreso lo pidieron a mano empinada y los acuerdos ya van tomando forma de verbo. “La idea del Campamento es vincular ciencia, economía, medio ambiente, historia, esparcimiento, trabajo; conocer las dinámicas y fundamentos de las provincias hermanas; acercarnos al hacer de los jóvenes y su protagonismo en los diferentes sectores de la sociedad”, refirió Jorge Luis Vicente Rojas, al frente de la tropa tunera.

Y eso fue lo que encontraron en Camagüey. Ante las interrogantes de Adelante Digital por las versiones de la experiencia, todos hablaron rozando la euforia. Un programa amplio y variado, agradable acogida, comida excelente, fueron algunas de las sentencias.

Foto: Otilio Rivero Delgado/Adelante Foto: Otilio Rivero Delgado/Adelante

Aquí visitaron la reserva ecológica Limones Tuabaquey, la Plaza de la Revolución, el Museo Provincial, la Casa Natal de El Mayor, otras instituciones culturales del centro histórico, sitios recreativos como la Casa de la trova, el Copacabana y el Caribe, el balneario Santa Lucía; sudaron además con las actividades productivas en el organopónico de la Tínima y en la construcción de la sede del Instituto Superior de Arte.

“Conocía varias provincias, pero no Camagüey, es preciosa, me encantó la Plaza del Carmen, la del Gallo, el Parque Agramonte, la calle de los cines; siempre regresaré”, sentenció Lilisbeth Benítez Rojas, quien ante la presentación de este equipo su “yo, yo, yo” dijo mucho de su deslumbre.

Jorge Luis Tertuliano Crespo calificó esta visita de trascendental. “Siempre es poco cuanto se haga por sacar nuestros hechos de los libros de texto, y aquí hemos vivido la historia, esperemos la trascendencia de este tipo de eventos”, aconsejó este muchacho del municipio de Jesús Menéndez.

PARA ALUMNOS CURIOSOS, SE PREPARA UNA CLASE

Tal vez porque el campamento camagüeyano se “escribe” en la Escuela Pedagógica Nicolás Guillén Batista de nuestra provincia, la semana de los estímulos tiene mucho de lección.

Mailyn Pérez Aleaga, de Jobabo, se define como una “alumna” curiosa. Sostiene que “la historia nunca se sabe toda, y aunque somos tuneros y conocemos la de nuestro territorio, la de Cuba, la del Camagüey, en particular, nos ayuda a comprender mejor algunos sucesos relevantes de la patria; y en ello va mucho de nuestra destreza como profesionales”.

Foto: Otilio Rivero Delgado/Adelante Foto: Otilio Rivero Delgado/Adelante También Sandro Batista Polanco aprendió de nuestras memorias y mañas. Por eso ya puede contarle a su familia y amigos que los camagüeyanos no somos poco solidarios como le decían: “qué va, nos recibieron con los brazos abiertos, han sido unos días increíbles, ustedes están pendientes de cuanto necesitamos y proponemos; la atención ha sido exquisita”. También hablará a los suyos del porqué nos distinguimos como la ciudad de los tinajones, o les detallará cómo la canción El Mayor, de Silvio Rodríguez, se estrenó acá, en su tierra.

Precisamente en el Ignacio Agramonte que conoció aquí, Yordanka Lezcano Paz halló el móvil para iniciar septiembre. “Les llevo a mis niños muchas fotos; ellos no tienen la posibilidad de venir y Camagüey se distingue en nuestras guerras de independencia, ocupa un sitio relevante en la cultura cubana; ustedes atesoran grandes escritores, científicos, músicos, héroes”. No, no hablaba de sus hijos, sino de sus alumnos. Ella que aunque está de vacaciones, sigue siendo la maestra de Historia de la escuela primaria Arquímides García Cruz, no se permitió dejar su plan de clases. La muchacha imparte esa asignatura al sexto grado, y porque conoce cuanto pesa en la “pizarra” de la nación el diamante, y el alma, y el beso, les llevará a los pequeños de su Puerto Padre natal, el contenido de los afectos y esencias que provoca el contagio con el camagüeyano ilustre.