Y como hay celebraciones y celebraciones, esta gala artística se me antoja de las especiales porque sus protagonistas son especiales, y ofrezco disculpas por las repeticiones. Ellos, los pacientes, fueron capaces de bailar, declamar, hacer pequeñas representaciones teatrales, reflejar el humor criollo y cantar en formato de doblaje o en vivo, algo verdaderamente impactante.
En esta institución rejuvenecida, como expresó su director, el Dr. Carlos Morán Giraldo, se aspira a servicios de excelencia, algo que a primera vista pudiera parecer que ya lo consiguieron. Pensé que detrás de cada actuación se escondía como mínimo un instructor de arte y nada de eso, quienes detectan las inclinaciones de esas personas y los llevan a escena cual arcilla moldeada luego, son los propios técnicos y rehabilitadores, algo asombroso.
Mientras los escuchaba venían a mi mente grandes compositores y cantantes como Polo Montañez, Juan Gabriel, Sonia Silvestre, Ricardo Arjona, Benny Moré, y hasta los mejores raperos y charros; unos doblados, otros interpretados con las propias voces de quienes viven en ese hospital, o asisten al modo del conocido como de día, algunos llegaron desde el Hogar de Impedidos Físicos y de diversos centros comunitarios de Salud Mental. Fue también como si Jacob Forever estuviera en su ciudad natal con su famoso Hasta que se seque el malecón que puso a cantar y a bailar a muchos, como mismo ocurrió con las ruedas de Casino.
Me llamó la atención que entre los artistas había trabajadores del centro y rehabilitadores de estas personas que se comportan con educación y decencia y no hubo uno que hiciera galas de ello para que se conociera no estaba enfermo, y para mí eso se llama inclusión, la misma que denotaban algunas lágrimas de alegría y no de compasión de los asistentes, así como esa que desde hace años se encamina allí hacia una proyección comunitaria, acompañada de una amplia dedicación docente e investigativa.
Palabras de esas que llegan al alma oímos de sus ingresados, como: “¿Dónde encontrar tanto apoyo y amor?”, o aquellas: “Quien entra triste, sale contento”, y ellos, como los niños, no mienten.
Todos, al unísono, hicieron silencio durante un minuto en honor a los tres médicos fallecidos en Ecuador a consecuencia del reciente terremoto; todos, quienes lo conocieron o no, evocaron la figura del Comandante Doctor Eduardo Bernabé Ordaz (ya fallecido), quien fue un hombre sencillo, amoroso y dedicado a la salud mental de una manera ejemplar, llegó a ser Héroe Nacional del Trabajo y recibió de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) el Premio de Administración, en septiembre de 1997, y se destacó como director del Hospital Psiquiátrico de La Habana, que hoy lleva su nombre, durante 45 años. Estuvo a favor de la salud mental y sus conceptos llegaban hasta el más mínimo rincón del archipiélago cubano.
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