Ya sea en los despachos planificados por los delegados de base como durante los procesos de rendición de cuenta, casi la totalidad de los reclamos de los vecinos en cada circunscripción se tramitan y clasifican lo antes posible en la base, y contrario a los tiempos que se “elevaban” hasta el cosmos o se engavetaban en la repetición del olvido por clasificarse inversiones, hoy las instancias de gobierno en Camagüey, principalmente la Asamblea Provincial y el Consejo de la Administración, ejercen un gardeo a presión para que los principales cuadros administrativos aludidos, respondan sin dilación, incluso, adicionen en sus planes de la economía aquellos cuyo cumplimiento depende del financiamiento planificado.
A pesar de las veces que el cántaro gubernamental va a la fuente de las entidades, organismos en instituciones, y exige a sus propias demarcaciones municipales respuestas valederas respecto a los planteamientos del plan de la economía 2015, este se cumplía al 84,6% a mediado del actual diciembre, resultado de insatisfacción que mañana domingo será el plato fuerte de la vigésima sesión ordinaria del Poder Popular en Camagüey, porque los oídos de los barrios urbanos y las comunidades rurales no resisten más justificaciones y explicaciones subjetivas, cuando como nunca la autonomía local y empresarial -libres de muletas-, están emplazadas a ser eficientes.
Las reparaciones de bodegas y consultorios del médico de la familia, los arreglos de calles y caminos rurales, la eliminación de las zonas de bajo voltaje, tendederas, la sustitución de postes eléctricos, la falta de agua, los salideros de agua potable y de albañales y la escasez del transporte de pasajeros persisten cual una cadena que lastra la credibilidad, toda vez que la posibilidad de resolverlos dependen de empresarios y administrativos, de los gobiernos territoriales si de verdad priorizan las inquietudes de la población y las más complejas la incluyen en los planes anuales de la economía, sin perder de vista el control de las inversiones y la planificación objetiva de los recursos y gastos.
Un ejemplo de todo lo contrario, sucedió en la reparación del Camino de la Matanza, inversión calculada en 500 000 pesos que “consumió” más de un millón, con la irresponsable afectación de mejoras en otras vías de la capital provincial. En Vertientes una fosa “planificada en el presupuesto” no se ejecutó por deficiencias en la planificación del presupuesto y la inexistencia de sistemas de trabajo, control y exigencia y no pasó nada, y en Nuevitas sucedió con la reparación del camino de Santa Lucía en Camalote que la empresa “contratada” con pérdidas en su gestión no entró por carecer de financiamiento para asumir el vial.
¿Cuántos planteamientos “históricos” que hoy agobian a la población pueden quedar saldados si aquellos empresarios que tanto justifican la falta de recursos materiales cumplen sus funciones de administrar con eficiencia la economía estatal en beneficio social?
Camagüey a esta altura del último calendario anual, presenta un porcentaje inferior de soluciones por debajo de la media nacional. En la Asamblea Provincial, habrá elogios y también rostros colorados que no podrán volver a hacer el cuento de la buena pipa.
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