Muchos han sido los momentos, en estos dos años, donde los muchachos han podido expresarse y evaluar en conjunto todo cuanto han hecho. Este miércoles sesionó la asamblea post-congreso de la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz, momento importante en la materialización de estos empeños.

En la última cita de la organización joven más antigua de Cuba se discutió aquí sobre la necesidad de un mayor vínculo de los dirigentes con las masas, el diseño de asignaturas optativas solicitadas por los estudiantes, el déficit de bibliografía básica o la preponderancia de la digital, los problemas materiales en la Residencia Estudiantil. No obstante, hoy más que hablar de resultados las más de cuatro horas en la Escuela Provincial de Partido se redujeron a los mismos planteamientos, y en ocasiones hasta reiterativos.

Acertada fue la intervención de Roberto Peláez, recién egresado de la carrera de Informática y actual profesor en esa facultad, quien se refirió al tema de la preparación y superación de los dirigentes estudiantiles. “Un presidente que no sea capaz de convocar significa también la cierta exclusión de toda una brigada porque no se suman, por desconocimiento y falta de motivación, a los procesos y actividades”.

Todavía desde su célula fundamental, el aula, los cambios en la organización no son suficientes. Como representante de las preocupaciones del estudiantado debe velar porque cada miembro vea en ella una tribuna para canalizar sus inquietudes.

Quizás por ello Orlando Febles, presidente de la facultad de Electromecánica se pronunció acerca de “las debilidades que aún persisten en el funcionamiento de la federación; los estudiantes no ven que sus inquietudes resueltas y esto se traduce en mayor apatía e indiferencia”.

En medio del encuentro se sumó Jorge Luis Tapia Fonseca, primer secretario del Partido en la provincia para reflexionar sobre la importancia de la participación de los universitarios en los procesos productivos y aportar al desarrollo local.

Ciertamente las prioridades de trabajo para venideros períodos constituyen tarea urgente como se concluyó allí. Ojalá el trabajo para elevar la calidad de la formación del profesional, la participación de los muchachos en tareas de impacto social y en las propias actividades de la organización avance en sintonía con la implicación de los miembros en la solución de sus problemas.
Como expresara con total claridad Jennifer Bello Martínez, presidenta nacional de la FEU “participar no es sentarse en el banco de la paciencia a esperar, participar es involucrarse”.

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