El próximo estudio del Heberprovac, como se denomina el fármaco, deberá incluir unos 300 pacientes en varias instituciones hospitalarias de Cuba, previamente certificadas por el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos de Cuba (CECMED).

Desarrollado a partir de una investigación del CIGB camagüeyano, con la que inicialmente se pretendía encontrar opciones para la castración hormonal en mamíferos, el medicamento ya fue validado por su seguridad y eficacia por el CECMED, a inicios de este año, tras concluir la fase II de experimentación.

Franklin Fuentes, uno de los investigadores del Heberprovac en el CIGB camagüeyano, dijo que el objetivo fundamental de la tercera etapa será la comparación entre el citado producto y el Zoladex, terapia mundialmente empleada para esa dolencia con un alto nivel de eficacia.

La expectativa es lograr competir con ese medicamento en su acción contra la resistencia a la castración hormonal, ya sea retardando su aparición o revirtiéndola, pues el adenocarcinoma de próstata es un tumor que se alimenta de la testosterona, y ambas terapias inhiben la producción de esta.

Con el Heberprovac disminuyen los niveles de la hormona masculina, lo cual repercute favorablemente en la reducción de los valores del Antígeno Prostático Específico- conocido como PSA por sus siglas en inglés- y en la regresión del tamaño de ese órgano, signos de que el cáncer se mantiene controlado.

Aunque aún se encuentra en estadios tempranos de experimentación, se probó que los más de 60 pacientes incluidos en las fases I y II muestran favorables indicadores como la reducción de las células malignas y de los síntomas obstructivos urinarios propios de la enfermedad, comentó Fuentes.

Si bien no se puede referir como una cura para el cáncer, la gran mayoría de los pacientes, tratados desde el 2007 en la primera fase en el Hospital Oncológico Madame Curie, de Camagüey, y desde la segunda fase también en el Vladimir Ilich Lenin, de Holguín, muestran una mayor supervivencia y una mejor calidad de vida.

Además, sobre el Zoladex ya evidencia una ventaja en el esquema de administración, pues en tanto el primero se coloca mediante implante subcutáneo cada tres meses, el Heberprovac se inocula en siete inmunizaciones, las primeras cuatro dosis cada 15 días y el resto una vez al mes.

Fuentes precisó que cuando se entregue al CECMED el protocolo clínico, ese organismo determinará cuándo comenzaría la fase III.     

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