Solo los municipios de Jimaguayú, Vertientes, Sibanicú y Camagüey registraron defunciones en menores de un año. En el territorio nacieron 3 204 niños en el transcurso de estos cinco meses, con un incremento de 71 al compararlo con igual etapa del 2014.

De ese número de alumbramientos, 133 presentaron bajo peso y de los seis fallecidos, tres eran hijos de adolescentes. Hubo una muerte materna, mientras las defunciones en los menores de cinco años disminuyeron en ocho.

Para que el Programa de Atención Materno Infantil (PAMI) fructifique tiene que estar apuntalado por una parte importante de los trabajadores de la Salud. Ellos ofrecen a la embarazada alrededor de 17 consultas y 30 exámenes diagnósticos para evitar que sus hijos padezcan de enfermedades graves o malformaciones congénitas, y en el primer año de vida los inmunizan de manera gradual contra 13 enfermedades y se les realizan pruebas para detectar oportunamente seis.

Los bebés cubanos nacen con un promedio de esperanza de vida de 80 años, alrededor de 20 más que antes del triunfo revolucionario. Estadísticas así son posibles en un país subdesarrollado y bloqueado por los Estados Unidos desde hace más de 50 años, debido al propósito del Estado cubano de establecer un sistema nacional de salud universal y gratuito, al alcance de todos.

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