No es que hayan llevado una mala preparación docente. Hay que decirlo: para impartir las clases en esa materia fueron escogidos avezados profesores, entiéndase auditores con una larga trayectoria laboral, que dedicaron tiempo a enseñarles los secretos de la profesión, incluso antes de iniciar la etapa de preparación sostuvieron intercambios para que los educandos conocieran al dedillo los retos a los que se enfrentarían.

Entre el 2005 y el 2014 se graduaron en la provincia 480 jóvenes como auditores emergentes y permanecen ejerciéndolo 110, aunque de ellos 52 nada más laboran en las unidades iníciales donde fueron ubicados.

Todo hace suponer que donde el ambiente es de estabilidad, los egresados de estos cursos han recibido una atención esmerada, acogidos a como se pide, de adiestrarlo y no que lleguen al centro y sean relegados a una esquina, sin tutor como un trabajador más y sin la preparación laboral que adquirirá sobre la marcha. De cumplirse al pie de la letra las funciones inherentes al cargo el proceso de continuidad avanza sin lugar a dudas.

Los auditores --y con más razón los auditores internos-- son el brazo derecho de los directivos, los que amparan a éstos de caer, consciente o inconscientemente, en la tentación de no controlar los recursos financieros o materiales. Responden, entre varias funciones, a la de alertar a la máxima figura empresarial ante cualquier señal de desvío o de incumplimientos de normas suyas o de sus subordinados que enrarezcan el ambiente económico.

La Contraloría y otras entidades que integran el sistema de auditoría tienen más de una vivencia de auditores internos que han detectado problemas mucho antes de intervenir en la supervisión los cuerpos de fiscalizadores de otras instancias, clara evidencia de que están apegados al cumplimiento de sus deberes y de preservar los recursos del Estado.

Este personal puede exigir a que no se dañe el patrimonio de la entidad y del Estado, mientras las administraciones velen por el cumplimiento de la Resolución 512 para evitar daños y perjuicios económicos al presupuesto del Estado, responsabilidad que ataña a los máximos directivos y al efectivo control que se tenga por los aparatos contables y de economía.

Esta política es válida para los auditores que ejerzan control sobre las unidades pertenecientes al Consejo de la Administración Provincial sobre el empleo correcto de los presupuestos para determinados fines, por donde también se escaparon parte de los 222 millones 629 mil 944 pesos reportados como daños a la economía en el 2014. No incluye los más de 2 millones en cuc.

Esas afectaciones no caen en el embudo que crean los delitos de malversación o de corrupción, son provocadas por atrasos en las gestiones de cobrar o pagar, de no cumplir los planes de producción, servicios y de comercialización y por no ajustarse al contenido de los gastos del presupuesto, más otras operaciones financieras alertadas en la 512.

La Contraloría en la provincia en el balance anual del sistema de auditoría, efectuado recientemente, señaló que las principales causas de las bajas responden a la no incorporación de los egresados a la actividad una vez culminados los estudios, cambio hacia otras plazas o sectores con mejor remuneración salarial y atención, falta de cuidado en las unidades, indisciplinas, pérdidas de requisitos y desmotivación.

La advertencia de emplear adecuadamente a los graduados de la enseñanza universitaria o politécnica, en los que están incluidos los auditores, no surge de la noche a la mañana.
Los remito a la intervención del General de Ejército Raúl Castro, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, quien en la sesión clausura de la Asamblea Nacional de diciembre del 2010 abordó el tema.

“Ahora bien, no se trata de ubicarlos en funciones no afines a su perfil profesional, como ha sucedido en el pasado, cuando han ido a cumplir su servicio social, independientemente del título o conocimiento teórico que es portador, que han llegado a ponerlos hasta de porteros del centro laboral…”

“Porque precisamente ese período que tienen que pasar está diseñado para adiestrarlos en la base de la producción y los servicios, completar en la práctica la formación teórica de las escuelas y universidades y cultivar en ellos el amor al trabajo. Si no hacemos eso estamos sacrificando el futuro inmediato los que van a continuar”.

Los auditores no son un estorbo, todo lo contrario. Quienes los ven así y que les molesta que cubran una plaza en su plantilla son los que no les gusta estar dentro del orden, la disciplina y la exigencia, reglas de oro para que el país enrumbe definitivamente hacia el socialismo próspero y sostenible.

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