CAMAGÜEY.- Sin lugar a dudas, uno de los orgullos más grandes que exhibe Cuba, y Camagüey como una de sus provincias, en el sector de la Salud Pública es el resultado del Programa de Atención Materno Infantil (PAMI) y su tasa cumbre, que es la de la mortalidad infantil, o sea, la de los niños menores de un año.

El año que terminó hace apenas unas horas constituyó un verdadero reto, y aunque los indicadores no son los acostumbrados, demuestran que en medio de la pandemia originada por la llegada a Cuba y al mundo del coronavirus SARS-CoV-2 que provoca la COVID-19 y que aún no nos ha abandonado, es indiscutible que no ha faltado este tipo de servicio, ni la consagración y el esfuerzo de médicos, personal de enfermería y el resto de los involucrados, todos rodeados del entorno epidemiológico tan complicado.

Tal situación, sin obviar la concerniente a la económica, sostenida por casi dos años, hizo que forzosamente se reorganizaran los servicios, no solo estos, sino todos los del ramo, y de manera muy particular los relacionados con las embarazadas y los niños de todas las edades contagiados, con cifras considerables en ambos grupos.

Dicho esto, la provincia de Camagüey cerró el año 2021 con una tasa de mortalidad infantil de 6,14 fallecidos por cada mil nacidos vivos, de acuerdo con los datos preliminares ofrecidos por el Departamento de Estadísticas de la dirección provimcial de Salud Pública en Camagüey, cuando al cierre del 2020 fue de 5,17, con cinco defunciones menos.

Los municipios de Minas, Guáimaro, Camagüey, y Sierra de Cubitas reportan indicadores por encima de la media provincial, mientras los registrados en los de Florida, Esmeralda, Sibanicú, Carlos M. de Céspedes y Santa Cruz del Sur quedaron por debajo, en ese orden de importancia, con la salvedad de que Nuevitas, Vertientes, Jimaguayú y Najasa cerraron los 12 meses sin fallecidos en menores de un año.