CAMAGÜEY.-Historias pasadas y presentes pudieran armar guiones para capítulos infinitos acerca de las difíciles travesías de la paquetería internacional, desde su partida de origen hasta las manos de sus destinatarios en el país.

Pero a sus muchas complejidades se sumó la actual pandemia, especie de golpe de gracia para un sistema con múltiples grietas en su eficiencia. Durante meses hubo que cerrar por completo y ello provocó acumulación en almacenes, no siempre con las condiciones requeridas.

Ahora a los esfuerzos de AeroVaradero se suman otras entidades en aras de que los trámites adquieran la agilidad y calidad necesarias, y reduzcan los plazos de entrega, ya de por sí demorados por razones de diversa índole.

EL NUEVO VIAJE DE VIAJEROS

Una de las columnas de soporte en la cadena de distribución es la agencia Viajeros, que dadas las drásticas reducciones en el movimiento de pasajeros, se integró como parte del sistema de despacho, un encargo totalmente inusual, y que a pocos días muestra aciertos apreciados en la rapidez del servicio.

En la terminal intermunicipal (Ferro-Ómnibus, con los teléfonos 32-25 4730 y 32-28 4766), un pequeño colectivo opera durante toda la semana, asumiendo también el aviso previo a los clientes que residen en el municipio de Camagüey.

Alberto Hernández Benítez se encuentra al frente de los siete trabajadores, que en cuestiones de horas “cogieron” señas respecto a las funciones a realizar, y la destreza es visible por la prontitud ante cada usuario que acude a recoger su mercancía.

“Los trámites son sencillos, pero requieren una gran responsabilidad, como contactar con las personas. Invitamos a la población a informar una o varias vías de localización. Es lamentable tener que regresar las cosas”. Extiende la mano, saca un expediente, y muestra varias facturas archivadas por esa causa. “Lamentable, ¿verdad?

“Normalmente no hay retrasos en la recogida, solo casos excepcionales. Recuerda que por lo general son cargas retrasadas del año pasado, y algunas del actual. Cuando avisamos, para evitar incomprensiones, alertamos acerca del sistema de trabajo y los documentos a presentar, eso ahorra tiempo y se cumple el objetivo”, aclaró Alberto Hernández.

Una mujer que realizaba el pago de su factura, intervino: “la mía es de marzo, pero ojalá la hubiese podido tener con la misma rapidez de ahora. Estos compañeros son gentiles”.

Leris Vila Gardner, una de las despachadoras, al igual que sus colegas se reincorporó a su labor, porque realizaba tareas de apoyo a la Salud.

“Hacemos una revisión minuciosa. El responsable de almacén trae la saca, sellada, la cual se abre en presencia del usuario. Cualquier reclamación o mercancía incompleta se registra y se envía al remitente, en este caso AeroVaradero”.

Otra cuestión precisada por directivos de la entidad es que no localizan mercancías, su único objeto consiste en la entrega de lo que hace llegar la entidad proveedora, Aerovaradero. Asimismo hicieron alusión a la posibilidad de disgregar otros puntos en la capital agramontina, ya que cuentan con el personal y las instalaciones necesarias, algo que posibilitaría un mejor acceso y desconcentración de la mercadería.

Las condiciones de seguridad están creadas, y por la atención profesional en que se empeñan han recibido muestras de gratitud.

Casi 200 personas se han beneficiado con este procedimiento en las primeras horas de entrada en funcionamiento. Un sondeo de opinión in situ corroboró algo: el trabajo marcha bien. Al menos, allí. Y el propósito no puede ser otro que sostenerse en el tiempo, y desterrar cualquier semejanza con aquella vieja frase de “escobita nueva barre bien”.

AEROVARADERO SE (RE) MOTORIZA

El popular término de “ponerse las pilas” o “remotorizarse” pudiera dar una imagen concreta del trabajo que encara, y se le exige a AeroVaradero, en función de reducir sus inventarios de artículos por distribuir. En cada jornada la noche se funde con el día.

Lázaro Collymore Clizo, jefe de la unidad AeroVaradero en Camagüey, reconoce el apoyo recibido para acelerar los trabajos, pues hay momentos en que deben manipular hasta 31 paletas, suficientes para una semana de intenso bregar, a lo que se suma la imprescindible labor de la Aduana, que responde, entre otras cuestiones, por el examen radiológico.

Con las nuevas disposiciones se redujo el volumen de artículos a entregar, que ahora se limita a algunos envíos, carga no acompañada y menaje de casa, en momentos que atienden a Ciego de Ávila, Las Tunas y Sancti Spíritus, aunque por una situación temporal.

La agilización de los procesos llevó a contratar vehículos de trabajadores por cuenta propia, entre ellos seis camiones, lo que permite atender territorios vecinos y el resto de los municipios agramontinos, donde se concreta la entrega a domicilio.

Una de las problemáticas subyacentes es la carencia de almacenes propios de tamaño suficiente para recibir grandes lotes. Ello exigió adaptar instalaciones del aeropuerto internacional e incorporar un refuerzo de casi medio centenar de personas de instituciones análogas.

El mecanismo no es perfecto, solo lo será cuando los plazos de entrega se reduzcan al mínimo, pero permite guardar esperanza de que los días más grises pudieran haber quedado atrás poco a poco. Aunque todo no complazca aún, hay una verdadera carrera contrarreloj.