CAMAGÜEY.-Esta semana, en correspondencia con la interrupción de los vuelos desde Cuba y la disminución gradual de los viajes hacia el país como medida preventiva en la batalla cubana contra la COVID-19, Camagüey alistó con prontitud tres centros de aislamiento para quienes llegan. Estos lugares, dos de ellos en la capital provincial y otro en Guáimaro acogen hasta ahora a 56 personas bajo un protocolo de vigilancia epidemiológica para cuidar su salud y evitar un brote en la provincia.

En el motel La India, perteneciente a la Empresa Provincial de Alojamiento, permanecen 38 cubanos procedentes de Alemania, Estados Unidos, México, España y Nicaragua, y un italiano con residencia permanente en Cuba.

Víctor José Peña reside en Jacksonville, Florida. La intuición de sus 55 años le indicó que ante esta crisis lo mejor era “buscar el calor de su gente en Cuba”. Rápidamente organizó el viaje y llegó al país el martes. “Allá enseguida comprobaron todo lo que había en el comercio para pasar la cuarentena y el ambiente se puso muy triste, nunca había visto el aeropuerto tan vacío. Acá me animó la preocupación de las autoridades cubanas, desde que llegó el vuelo asumieron nuestra salud como una prioridad. Por ahí anda gente cuestionando este tipo de medidas y yo no los entiendo, ojalá en todo el mundo el Estado se responsabilizara de esta manera por la protección de cada uno de sus ciudadanos y también de los extranjeros.

“A nuestra llegada al motel nos instalaron con las comodidades para pasar estos días de la mejor manera. Me sorprendió que lugares como este se pusieran a nuestra disposición, con alojamiento, artículos de aseo y alimentación totalmente gratuitos. El personal nos trata con mucha amabilidad, siempre prestos a atender las necesidades.

“Me siento bien aquí y cumpliré con el aislamiento el tiempo que los especialistas decidan que sea necesario. Lo principal es estar saludable y proteger a mi familia. Tengo comunicación todos los días con mi gente aquí, ellos también se sienten seguros, porque saben que estoy en buenas manos. Soy un guajiro de Sibanicú sin costumbre de estar tanto tiempo encerrado, pero mi conciencia dicta que es lo mejor para abrazar nuevamente a mi nietecito de diez años y a la gente que tanto extraño”, confiesa con un guiño campechano que sirve de punto final.

Además de los servicios básicos de la instalación, se ha creado un punto de venta de Cimex con ofertas de agua embotellada, golosinas, productos de higiene y una cafetería de la Empresa de Gastronomía con alimentos ligeros.

Según explica Oscar Campanioni, responsable de esta unidad de aislamiento, el puesto médico se mantiene activo las 24 horas y realiza pesquisas personalizadas tres veces al día para vigilar la presencia de algún síntoma del virus y chequear las enfermedades de base de cada individuo. Solo una persona ha sido trasladada a una institución de salud por presentar un cuadro febril, el resto se mantiene asintomático.

La Unidad Empresarial de Base Las Clavellinas, de la Empresa Provincial de Campismo Popular, acoge a otros 67 viajeros, 21 provenientes de Estados Unidos, 40 de México, cuatro de Haití y dos de Jamaica. El doctor Maximiliano Méndez, jefe del servicio médico del centro, aseguró que cuatro de sus colegas componen el personal sanitario encargado de recorrer las cabañas para chequear la salud de los “huéspedes” cuatro veces al día. Por fortuna, hasta el viernes nadie había manifestado síntomas relacionados con la COVID-19 y se respiraba un aire de cooperación y disciplina. Esto de respirar es una sarcástica metáfora, pues a todos dentro del perímetro de Las Clavellinas se les exige el uso del nasobuco y otras medidas preventivas.

 

 El equipo de prensa constató “en propia piel” el rigor de estas precauciones, pues los responsables de ambos centros exigen a cada persona autorizada a entrar en ellos el lavado de manos con agua clorada, suela de zapatos y cualquier medio o prenda que porten en varios puntos de control. De igual manera se prohíbe el contacto de los aislados con sus familiares, aunque se permite que les lleven alimentos, ropa u otros bienes hasta la garita principal, donde las mercancías se sanean para su entrega segura. Cada preocupación de los internos se atiende con prontitud y el resumen de cada jornada se debate en la reunión del Consejo de Defensa Provincial, donde garantizan que aislamiento sea sinónimo de acompañamiento.