CAMAGÜEY.- Es muy difícil, por estos días de Julio, retrotraerse a uno de los documentos esenciales de Cuba: el alegato del entonces joven abogado Fidel Castro Ruz, La Historia me Absolverá, discurso que pronunció el 16 de octubre de 1953, donde denunció horrendos crímenes y mencionó el programa político revolucionario de haber triunfado en los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Cés­pedes el 26 de julio de ese mismo año.

El beneficio de la salud pública para todos los cubanos por igual, era una de las premisas básicas y fundamentales. Es por eso que vale recordar y exponer qué era este país y qué es hoy en relación con tan sensible tema, sobre todo relacionado con los niños, los que siempre garantizan el futuro.

El panorama de Salud que heredamos al triunfo de la Revolución era uno de los más tristes. Predominaban las enfermedades infecciosas de las vías respiratorias, en especial la tuberculosis; las diarreicas agudas, dentro de ella la fiebre tifoidea; en Cuba había difteria, tétanos, tos ferina, sífilis, malaria y como base común, la desnutrición, algo que estaba presente en los adultos y en los infantes, no había privilegios de edades, con un promedio de vida de un poco más de los 50 años.

No estaba constituido el Sistema Nacional de Salud como tal y se fue formando en lo que se llamó el mutualismo integrado. Había que comenzar una lucha contra las enfermedades, ¿cuántos niños morían por muchas enfermedades que podían prevenirse mediante las vacunas?

Al conversar con la Dra. Ivette Alicia Prince Martínez, jefa de la sección del Programa de Atención Materno Infantil (PAMI) en la provincia de Camagüey, especialista de 2do. grado en Pediatría y en Cuidados Intensivos y Emergencias, me recordaba que son 13 las enfermedades casi olvidadas por el esquema de vacunación en Cuba, que comienza a ser efectivo desde el primer año de vida.

Esa es una de las causas por las que los problemas de infecciones se fueron resolviendo, surgió asimismo la preocupación por un mejor estado nutricional de las embarazadas y en fecha tan temprana como en 1962 se creó en Camagüey el primer Hogar Materno para proteger a la madre y al niño.

Antes los partos no ocurrían institucionalmente, sino en las propias casas, y este PAMI que conocen los cubanos y buena parte del mundo se inició como proyecto en 1969. Por supuesto, como todo desarrollo implica otro, la preparación del personal de la Salud no quedó atrás, todo lo contrario. Poco a poco el país fue preparándose y se incorporaron tecnologías de avanzada como el alfa feto proteínas, y el ultrasonido diagnóstico, para disminuir las malformaciones congénitas. Al mismo tiempo se le administraba a la embarazada hierro y ácido fólico para tratar de obtener un niño con buen peso y sin malformaciones congénitas, en los días que corren muchachas y muchachos consumen el ácido fólico mucho antes de la concepción.

Se dice que la tasa de mortalidad infantil estimada en 1959 era de 60 fallecidos por cada mil nacidos vivos; sin embargo, estudios realizados posteriormente indican que en esos tiempos no había una sola nación de América Latina con menos de 120 de tasa, quiere decir que los subregistros eran enormes.

En menos de cinco años ya se exhibía una tasa de 10, siempre con la excelente capacitación de los profesionales del sector, aparejado al perfeccionamiento de la tecnología, como el marcador genético, estudios cromosómicos y en general una atención de personal técnico, profesional y una tecnológica de primer nivel.

En Camagüey, por ejemplo, se lleva a cabo un ensayo clínico vacunal contra la poliomielitis por inyectores, sin dejar a un lado las conocidas goticas, y actualmente, cuando esta nación pequeña y afectada económicamente por el bloqueo arreciado por los Estados Unidos de Norteamérica, da a conocer al mundo tasas de mortalidad infantil comparables con las de países desarrollados o del Primer Mundo.

¿Qué quedaría por hacer?, mucho, el reto siempre es mayor que lo alcanzado, la inconformidad motiva hacia las mejorías y la sociedad no puede estar de espaldas de qué es lo que se quiere conseguir.

La Profesora Prince Martínez insiste en el papel de la familia, cómo esta puede aportar en la adecuada alimentación de sus hijos, desde la lactancia materna exclusiva, evitar contagios de enfermedades respiratorias y digestivas por medio de medidas universales; cómo alcanzar que los adolescentes se protejan de enfermedades de transmisión sexual y de los embarazos a edades tempranas; cómo evitar el consumo de drogas lícitas o ilícitas.

Sin obviar la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles como la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, la obesidad, y de padecerse, añadió la Dra Ivette, concebir un hijo cuando estas hayan sido controladas por los especialistas.

Los niños que nacen antes de tiempo lo hacen con desventajas, por lo general su calidad de vida posterior no es buena, y esto puede ser evitado si las personas cumplen con las orientaciones de su médico de familia, el obstetra, o el especialista a cargo de su padecimiento.

Han pasado 60 años de aquel 1953 y las conquistas han superado las expectativas; no obstante, para seguir adelante y, por buen camino, se requiere de disciplina en todos los sentidos y de responsabilidad de cada cual por su salud. No puede dejarse todo a cargo del Sistema.