Fotos: Leandro Pérez Pérez/AdelanteFotos: Leandro Pérez Pérez/AdelanteCAMAGÜEY.- “A la Revolución le ha costado muy caro ser irreverente, no dejarse someter por el Imperialismo” —dijo Mariela Castro Espín, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), en intercambio académico celebrado en la Universidad Médica de Camagüey, como parte del programa de la XII Jornada Cubana contra la Homofobia y la Transfobia.

“No hay nada más original que hacer una Revolución”, sentenció y dijo que la continuidad está en no descansar camino a esa meta de conseguir la libertad para cada individuo, pues “las personas son libres en cuanto tienen conciencia de sus necesidades, las suyas, no las que alguien les impone”.

Compartió argumentos acerca de la política yanqui cada vez más recrudecida contra el pueblo cubano y a la variedad de modos en que han calumniado al sistema, para desacreditarlo. Especificó que el propio Cenesex ha sido blanco de ese ataque, y que para ello desde Miami lo mismo se ha reclutado a personas del ámbito religioso que a activistas LGBTI.

“Pensar diferente no es peligroso. El hecho de que algunos no compartan nuestras propuestas hay que respetarlo”, apuntó, ante la inquietud desde el público de cómo actuar ante “la iglesia”. Y con esa voluntad de reconocer la diversidad, aclaró que no se puede hablar de “iglesia” en singular, porque hay más de 60 en Cuba, y que incluso, a lo interno de las mismas, difieren las opiniones. “Mi consejo es siempre propiciar el diálogo con las iglesias”, respondió.

Se abundó también en la nueva Constitución cubana. Manuel Vázquez Seijido, vicedirector del Cenesex, aportó la visión jurídica, reconociendo los sustanciales avances de la carta magna, que inician desde el primer artículo, que entre los principios fundamentales de la República reconoce que este es un estado de justicia social y que se pretende equidad para sus ciudadanos. Esa distinción entre equidad e igualdad es meritoria, es actual, es justa. Calificó la Ley como de muy revolucionaria y dijo que el Código de Familias en el que se trabaja actualmente también lo será.

Dudas y reflexiones compartidas en el encuentro evidenciaron que el cambio que lidera el Cenesex va por buen rumbo, pero queda mucho por hacer para que aparejada a la evolución de lo legislativo, llegue la cultural, pues no hemos dejado de ser una cultura patriarcal, binaria, heteronormativa.

Se señaló en el diálogo, como una deuda de la Cuba actual, la integración real de las personas trans. Tienen igual acceso a estudios, pero no suelen terminarlos, reconoció la directora de una escuela de Enseñanza Técnico Profesional, y lo confirmó la directora del Cenesex al compartir ese resultado de su tesis de doctorado.

“Ser trans no es una elección. Si hubiera tenido la oportunidad de elegir, sería un macho alfa, pues nací con el pelo rubio y la piel blanca —reflexionó la activista uruguaya Collette Spinetti, quien participa en la Jornada aquí. Y, para seguir deconstruyendo tabúes, añadió que asume esa identidad feliz con el cuerpo con que vino al mundo, sin hormonas ni operación. Múltiples modos hay de ser mujer, hombre, gay, lesbiana, trans… demostró desde su experiencia.

Otra foránea participante de las actividades, la mexicana Ari Vera, también aplaudió las novedades en la Ley de Leyes de nuestro país y recalcó la importancia de que se le interprete y aplique bien, para felicidad de toda la ciudadanía. “Cuando dejamos a un trans fuera estamos perdiendo un talento, estamos siendo menos dignos”, alegó.

Precisamente la dignidad que es ley aquí desde el primer día del 1959, la defienden las jornadas cubanas contra la homofobia y la transfobia, que dejan en las provincias sedes lecciones de respeto y humanismo. Hoy, en Camagüey, una se oyó, de modos distintos, en voces diversas: Revolución es inclusión.