CAMAGÜEY.- “Guáimaro libre nunca estuvo más hermosa que en los días en que iba a entrar en la gloria y en el sacrificio”, dijo Martí. Sin embargo, 150 años más tarde, los herederos de aquellos guaimareños privilegiados se empeñan en mantener la historia de este pueblo sagrado del Camagüey, los de entonces acogieron la Asamblea que hizo de Cuba una nación y poco después no dudaron en prenderle fuego antes de ser nuevamente sumisos, los de hoy trabajan fuerte para rejuvenecerlo sin perder las esencias que los condujeron hasta este siglo.

Porque son las manos hijas de aquellas que prendieron, al decir de Martí “la corona de hogueras a la santa ciudad”, las que hoy buscan legarle a las nuevas generaciones un pueblo mucho más vigoroso. A sus habitantes les corre la historia por las venas, así lo asegura Desiderio Borroto Fernández, alguien que bien se sabe la historia que le ha contado su padre. “Nosotros llevamos con orgullo la distinción de vivir en la tierra donde se firmó la primera Constitución y nació la República de Cuba”.

“Hay que cambiar la visión de que aquí hubo posiciones encontradas, en Guáimaro se limaron las diferencias, se logró la unidad que no había existido y el consenso que permitió que la guerra durara 10 años”, por ese simbolismo, asegura Desiderio, es que se han dado la misión de recuperar el rostro de la ciudad , sin olvidar la historia y seguir investigando pues “el hecho de la Asamblea de Guáimaro, todavía no lo ha dicho todo”. Tienen los historiadores la gran tarea de indagar más en aquel suceso del 10 de abril, de cara al futuro, pues ese fue el día en que los cubanos comenzaron a ser ciudadanos de una nueva República.

Un pueblo sagrado y rejuvenecido vale por dos

Son 228 años de historia los que tiene el oriental territorio camagüeyano y la apuesta es a transformarlo sin perder las esencias. Hace un año comenzó todo un programa que ya va por 204 objetos de obra, una parte está ya en funcionamiento, otras se inaugurarán de cara al 10 de abril para homenajear los 150 años de la Constitución, pero quedará mucho trabajo por delante.

La gastronomía, el comercio y los servicios saldrán muy beneficiados, actualmente se labora en un centro recreativo, con la participación decisiva en su ambientación de artistas del territorio, también se recupera un restaurante, y se realizan las acciones constructivas en el Coppelia guaimareño. Este último ya no dependerá de otros territorios para tener su helado, pues tendrá allí mismo en la Taíno, la fábrica de hacer helado con un equipamiento moderno que logrará el encadenamiento productivo y eliminará los costos de transportación.

Según explicó a Adelante Reinaldo Aguilar Cruz, presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular, también se terminará una pizzería y el mercado ideal. Además se mejora el alumbrado de las calles, los viales, así como se trabaja en el sector educacional y de la Salud. “Se construye una sala de hemodiálisis con el aporte de la cuenta del 1 %. Esto cambiará la vida de muchos, incluso de otras zonas aledañas que ya no tienen que viajar kilómetros”, añadió .

Aguilar Cruz agradeció a la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey el regalo para los guaimareños de asumir la reparación del parque donde Ana Betancourt alzó su voz y donde Carlos Manuel de Céspedes fue investido como presidente de la República de Cuba en Armas, allí habrá nuevos bancos, el obelisco remozado y un juego de luces que imitarán los colores de la bandera cubana.

Otra obra que lleva el empeño de este pueblo es su museo, allí se invierten 120 000 dólares y 186 000 pesos en la parte constructiva. Al concluir, este será de los más modernos montajes museográficos  en un municipio del país.

Foto: Rodolfo Blanco Cué/ACNFoto: Rodolfo Blanco Cué/ACN

Un museo moderno

En el área que hoy ocupa el museo transcurrió, hace 150 años, la Asamblea Constituyente que dotaría a Cuba de su primera Constitución. Era la casa de José María García, donde se dieron cita los representantes de Oriente, Camagüey y Las Villas. Solo queda uno de los tinajones originales, pues esta vivienda fue de las primeras incendiadas en mayo de 1869 por aquellos guaimareños que decidieron destruir su poblado antes de caer nuevamente en manos españolas. Gracias a ese tinajón se pudo saber años después la ubicación exacta de la casa.

Los veteranos, que siempre cuidaron del lugar, fueron los que lo localizaron y plantaron una bandera que por años fue la única referencia del suceso. Sin embargo, también existía el consenso de que no debía quedar así, en un espacio vacío. No fue hasta 1925 que asumió la estructura actual, como escuela pública, la única de entonces, por aquel lugar y espacio para conmemoraciones.

Se habían atesorado piezas de gran valor histórico y luego de 1959 las ubicaron en el salón central, un museo informal que llevó el nombre del Marqués de Santa Lucía, Salvador Cisneros Betancourt. Fue por iniciativa, explica Yaniesky Trecus Ruiz, directora del museo actualmente, “sin ningún burocratismo y aprobado solo por la voluntad de muchos, ese fue el inicio de lo que luego se convirtió oficialmente en un museo. Estaban la mesa y silla que se utilizó en la firma de la Constitución de 1940 que ocurrió precisamente aquí”, agregó.

La instalación ahora tendrá un nuevo montaje  con cinco salas permanentes y una transitoria. Una dedicada a todas las constituciones de Cuba, incluido el proceso de reforma actual. Otra sala que abordará las luchas por la independencia, con elementos de las luchas independentistas, una colección de armas muy valiosa, restos de un fuerte español y un cañón de cuero.

“La historia civil tendrá otro espacio, queremos que se conozca la tradición minera, la historia de la construcción del poblado y la arquitectura y muy especialmente dedicaremos una sala a la ganadería, donde mostraremos hasta cómo se decora la casa de un ganadero. También queremos que sea un montaje interactivo, donde la gente participe, teclee en una máquina de escribir antigua, vean una montura, se monten, le tiren fotos. Queremos contar la historia de otra manera”, enfatizó.

A Guáimaro la historia lo ha hecho un sitio indispensable si de construir consensos se habla. Hoy, a 150 años de la primera Constitución de la República de Cuba, el pueblo que la vio nacer recupera su imagen, se rejuvenece, sin renunciar a las esencias que lo convierten en tierra sagrada para camagüeyanos y cubanos.