CAMAGÜEY.- Si de independencia cubana se habla, uno de los grandes nombres que jamás deben obviarse es el de Salvador Cisneros Betancourt. Así lo manifestaron los participantes del evento Cuba sobre todo, organizado para homenajear a ese patriota, en el aniversario 105 de su muerte, como un mambí de liderazgo incuestionable, un hombre de pensamiento y, sobre todo, un ser humano ejemplar.

Desde el Centro de Convenciones Santa Cecilia, sede del encuentro al que asistieron diversos estudiosos de la historia en el país, iniciaron los debates con la intervención del presidente de la Academia de Historia de Cuba, Yoel Cordoví Núñez. Se refirió el especialista a los diversos autores que han publicado sobre El Marqués de Santa Lucía, a las múltiples opiniones que ha suscitado su participación en los procesos de lucha anticolonial, a su rol durante la República Neocolonial y a la necesidad de profundizar en algunas etapas claves de su vida y obra.

“Creo que no debemos solo apreciar a Cisneros y a otras personalidades, enfocados en lo que pudo imaginar, a partir de las cartas e informes que escribió, sino aprehender la capacidad que tiene ese héroe de evolucionar, mientras interactúa con determinados contextos, realidades y referentes internos y externos. expresó Cordiví Núñez.

También sobresalieron en ese espacio las ponencias De Jimaguayú a Ciego Potrero, de los investigadores de Ciego de Ávila, Félix Jorge Guerrero Vega y Sixto Rolando Espinosa Dorta, y la exposición del profesor de la Universidad de Las Villas Marta Abreu, Vladimir Gutiérrez Gómez, vinculado a la implementación de metodologías para enseñar la Historia de Cuba, a través de una mirada más global. La presentación de la Dra. en Filosofía, Yudith Sotomayor Gil sobre la ética de “el Marqués”, que practicó “con un pensamiento destinado al bien común de todos los cubanos”.

Avanzó el evento con las palabras de un conocedor de la historia local como Gaspar Barreto Argilagos, quien se refirió a la contribución de la masonería a la causa revolucionaria y a de Salvador Cisneros como uno de los grandes masones que entregaron su voto, hasta las últimas circunstancias, por romper las cadenas de su nación. En ese mismo espacio fue mostrado el mallete -martillo-, empleado por el insigne mambí en la Logia Tínima No. 16, donde fungió como uno de sus venerables maestros.

En los instantes finales del encuentro, destacó la ponencia de la investigadora Elda Cento Gómez, dirigida a reflexionar en torno al desarraigo de la memoria de Cisneros en su tierra y en el país. Durante su discurso dijo que “al dialogar sobre controversias alrededor de Salvador, podemos pensar que como era una figura enorme proyectó más luces que sombras. Y una de sus grandezas consistió en poner siempre a los vocablos libertad e independencia el apellido de absoluta”.

Antes de concluir el evento, la Unión de Historiadores de Cuba (Unhic), filial Camagüey, entregó la cinta de la ofrenda floral, colocada en la mañana frente al monumento del Marqués de Santa Lucía, ubicado en el Casino Campestre, al Museo Provincial Ignacio Agramonte Loynaz, para que forme parte de sus fondos. También en la segunda planta del Centro de Convenciones, se expusieron documentos, el fragmento de un diario, la mascarilla mortuoria y la mesa y la silla relacionadas con el accionar político de ese hombre que renunció a títulos y se sacrificó junto a su familia, en la manigua, por el bien de Cuba.