CAMAGÜEY.- A sus escasos 13 o 14 años, Yamisley hablaba de los tres legrados que ya se había realizado como si fueran un símbolo que, además de sus curvas femeninas muy desarrolladas para su edad, la situaba por encima de sus compañeritas de noveno grado y la catapultaba a la adultez.

Más de una década después, en la sala de una consulta de infertilidad, Yami, como le decían las amiguitas que buscaban en su “experiencia” consejo para lidiar con los primeros avatares del amor o el sexo, sufría por los problemas para conseguir un embarazo que en ese momento anhelaba junto a su novio.

La experiencia de esa joven pudiera repetirse en las más de mil 600 adolescentes de la provincia de Camagüey que en 2018 optaron por el aborto, método ampliamente recurrido ante los embarazos no deseados, y que según evidencian sus cifras elevadas en la población femenina en edad fértil, se está utilizando erróneamente como anticonceptivo.

Según explicó a la ACN la doctora Biurka González Aguilera, del Programa de Atención Materno Infantil (PAMI) en la Dirección Provincial de Salud, los factores de riesgo del legrado, en cualquier edad pero especialmente entre los 12 y los 19 años, no son todavía lo suficientemente calibrados entre las féminas.

Además de la infertilidad a corto o a largo plazo, y a pesar de las condiciones seguras en las cuales se practica en Cuba, el aborto puede provocar perforaciones uterinas, sepsis, hemorragias, predisposición a futuros embarazos ectópicos, complicaciones asociadas con la anestesia, y daño sicológico relacionado con el acto.

Los riesgos de interrumpir voluntariamente un embarazo se extienden también a posteriores gestaciones deseadas, pues influyen en el bajo peso fetal y en otros perjuicios para la salud materna.

Datos facilitados por la funcionaria del PAMI en Camagüey referencian que por cada 100 embarazos que se llevaron a término en 2018 en gestantes de entre 12 y 19 años, otros 118 culminaron en interrupción, lo cual elevó ligeramente la tasa de ese fenómeno con respecto a calendarios anteriores.

La doctora aseguró que existe disponibilidad en la provincia de métodos anticonceptivos y que las adolescentes tienen prioridad en el acceso a los más seguros, por tanto es en el componente educativo donde aún se necesita un trabajo más intenso y sistemático, y de una manera multisectorial.

Aunque existen estrategias de prevención bien definidas desde la atención primaria de salud y el sistema de educación desde edades tempranas, los esfuerzos aún resultan insuficientes, ya sea porque no se desarrollan las acciones comprendidas en esas estrategias, o porque los mecanismos de comunicación con las más jóvenes no son los más adecuados.

La familia en primer lugar, que en muchas ocasiones relega en otras instituciones la educación sexual tan necesaria, y otras entidades, deben jugar un rol más activo en la formación de valores, pero no solo para las féminas adolescentes, sino también para los varones, quienes aunque no se les reconozca en la mayoría de los casos, comparten la mitad de la responsabilidad ante el fenómeno del aborto.

En Cuba, como en el resto del mundo, las relaciones sexuales están comenzando cada vez más temprano, entre los 13 y 15 años como tendencia, señala el portal digital Cubasí, en tanto la tasa de abortos asciende a 38.8 por cada 1000 mujeres entre 12 y 19 años, por debajo de la media regional de América Latina y el Caribe.