CAMAGÜEY.- Nace otro siete de diciembre y los cubanos nos volvemos a dividir entre dos fechas memorables: la muerte del Titán de Bronce, Antonio Maceo, y el regreso a la patria de los caídos en misiones internacionalistas. La Operación Tributo fue uno de esos acontecimientos que además de generar tristeza por tanta sangre derramada, fortaleció la moral de un pueblo comprometido con su historia y con la de las naciones necesitadas.

La década del ´70 resultó clave para regiones africanas como Etiopía y Angola, quienes recibieron la ayuda militar de Cuba. Desde hace mucho estas tierras se encontraban en la diana de varias potencias imperialistas que soñaban con extender sobre ellas su poderío, con hacerlas una nueva colonia apta para el saqueo. Sin embargo, la mayor isla del Caribe, igual de inmensa en espíritu, desbordó las sabanas, desiertos y selvas con sus hijos dispuestos a cambiar la vida por la libertad de los oprimidos.

Dentro del soldado, del médico, del periodista… había un hombre que imaginaba y esperaba, después del conflicto, un futuro tan cierto como el de su patria para aquellos territorios, para aquellos niños hambrientos, de comunidades muy pobres, que a duras penas podían alimentarse de la tusa del maíz. Dentro de esos jóvenes distantes del cariño de su familia y del reconfortante abrazo de una novia, latía la resistencia de Maceo, de ese mambí que no solo tuvo siempre en su mente la independencia de su amada Cuba sino también la de Puerto Rico.

En medio de los paisajes alimentados por la guerra, nada fotogénicos, los internacionalistas de Camagüey. Cada siete de diciembre, en esta ciudad es evocada la firmeza y coraje del Titán de Bronce y se realiza una peregrinación ante el Panteón de los Caídos. Cada siete de diciembre los familiares, amigos y la provincia agradece la heroica acción y el legado de sacrificios por un ideal justo, que le dejaron a todas las generaciones de cubanos.

“Tengo una profunda admiración por esos compañeros que pelearon por la libertad de las naciones africanas, sin importar las consecuencias de la contienda. Vivo orgulloso de ver la obra de sus acciones, de haber conocido a varios de ellos en Angola y de que su tierra natal no olvide nunca como un verdadero ejemplo de revolucionarios”, expresó con emoción el combatiente internacionalista, Pablo Emilio Sarduy Molina.

La canción A los héroes, de Sara González, se ha convertido en un símbolo del tributo. Fecha tras fecha, se escucha en los homenajes la melodía y, una y otra vez, produce en las personas el mismo sentimiento de tristeza, corren las lágrimas por las mejillas y el deber con la patria, se siente que crece. Son los síntomas de la dignidad y el respeto de un pueblo hacían los hombres que ha levantado, con su altruismo, una de las conquistas más importantes de la Revolución: su moral.