JARONÚ, ESMERALDA.- Hace un año que los viejos hierros del central Brasil “duermen”. La infraestructura del gigantesco ingenio quedó entre los poderosísimos vientos (que por esa zona sobrepasaron los 200 km/h) del huracán Irma y el batey, y aunque la naturaleza se impuso, 120 hombres y mujeres trabajan para “despertarlo”.

En más de un millón de pesos se estimó los daños ocasionados por el ciclón en materia de estructuras, naves y equipos. En estos momentos la recuperación de toda la obra está a un 90%,  al tiempo que se hacen los ajustes necesarios para que en diciembre comience a producir azúcar.

“No nos detenemos —aseguró Argelio Fidel Rivero Delgado, director del ingenio—, han sido seis meses fuertes, de mucho trabajo, queremos dejar todo listo, no esperar por lo que nos falta, sino seguir avanzando. Lo más complicado ahora son los molinos; nos van quedando pendiente una caldera, 200 metros de cadenas y dos tripas de reductores de molinos.

“Las naves, los pasillos, los techos que se perdieron con Irma se han ido recuperando. Levantamos nuevas estructuras y recuperamos mucho zinc”.

A finales de noviembre los hombres y mujeres de esta fábrica harán su ejercicio de zafra para corregir cualquier dificultad, pues se proponen comenzar la molienda el 5 de diciembre con un plan de 33 de toneladas de azúcar cruda y 16  de miel B para una capacidad diaria de 4600 toneladas.

“De Céspedes nos van a traer caña, el mayor problema es el acarreo, pero ya se preeven soluciones para ello. Lo cierto es que hay volumen de caña para cumplir”.