Foto: Leandro Pérez Pérez/Adelante/ArchivoFoto: Leandro Pérez Pérez/Adelante/Archivo

CAMAGÜEY.- Luego de dos meses de arduo trabajo en la reparación del Centro Provincial de Equinoterapia Jardín de Sueños, el sitio se encuentra listo para recibir a los 250 niños que a partir de este momento se beneficiarán con mejores condiciones para enfrentar sus tratamientos de rehabilitación.

A esta obra de inmenso amor muchos aportaron: de la cooperativa no agropecuaria Primero de Mayo, los trabajadores de la propia institución y hasta los muchachos de la Asociación de Hermanos Saíz que, con su arte, hacen más ameno el entorno.

Aproximadamente 300 000 pesos fue el monto total de las reparaciones, que incluyeron la escuadra de los caballos, el picadero, los ranchones, el merendero, el local de la logopeda y además se puso operativa una piscina para tratamientos en el agua. Estas áreas convierten al Jardín de Sueños en un centro único de su tipo en el país.

Desde su apertura, hace casi una década, se pensó en una terapia acuática que completara el resto de las áreas, según Dianelis Andreu Sánchez, especialista a cargo de esta nueva modalidad que ahora se suma a la rehabilitación de los niños con Parálisis Cerebral Infantil, Espasticidad, Síndrome de Down y otros diagnósticos que lo requieran.

Según Jorge Luis Marrero Torres, jefe de grupo de la Cooperativa que protagonizó las reparaciones, la tarea más compleja fue precisamente la piscina: “Se delimitó con una tapia, cambiamos el sistema de circulación, el de desagüe y el piso, y mejoramos la jardinería”, explicó.

Foto: Otilio Rivero Delgado/AdelanteFoto: Otilio Rivero Delgado/Adelante

Para la doctora Reyna Peraza Morelles, jefa del servicio de rehabilitación, la principal ventaja de una institución como esta es sacar a los niños de lo cotidiano, “del ambiente hospitalario o de una sala de rehabilitación, y aprovechar las condiciones de la naturaleza, esto posibilita una mejor reacción de los pacientes al tratamiento”.

En nueve años, sus 27 trabajadores han traído alegría a muchas familias de la provincia, y ahora, con el Jardín remozado, se prestan a seguir multiplicando esperanzas y dibujando sonrisas en los rostros de quienes son su razón de ser: niñas y niños que, a pesar de “los palos que les dio la vida”, no se cansan de soñar.