FLORIDA, CAMAGÜEY.- Guabay, cacique guerrero de los siboneyes y nombre  del Campamento de Pioneros Exploradores de Florida, volverá en agosto a la vigilia de sus “nietos “ de estos tiempos, como lo hacía con el “caciquito” Guayacay durante la caza y la pesca en los exuberantes bosques a la vera de los cristalinos ríos y afluentes de la Isla de Cuba.

Entonces la furia de los vientos, las centellas, las sequías, los inexplicables temporales y embates climáticos eran bendecidos o maldecidos por un dios desconocido, al cual veneraban y temían.

El huracán Irma, con pelos y señales desde su nacimiento, trayectoria y desvanecimiento en lares del norte americano, se ensañó con cinco de las 11 réplicas de los caneyes de guano, palma y jata inaugurados en el año 1992 y dejó sin cobija fundamental a los diminutos exploradores que en agosto dispondrán de confortables cabañas de mampostería con baños intercalados.

Constructores del Ministerio de Educación en Camagüey rehabilitan y amplían las áreas exteriores: canchas de baloncesto, voleibol, beisbolito y áreas de meteorología y prácticas bucólicas en las márgenes del río Jiquí, cuyas aguas rompen monte virgen hasta cruzar las escaleras por donde descenderán los niños de Florida, “Carlos Manuel de Céspedes” y otros municipios cercanos para refrescar del intenso verano.

Nueve años al frente de la instalación es suficientes para que Geanny Lugo Veitía ame el campestre lugar y los pequeños protagonistas de esta historia por continuar.

“Al calor de la sede del 26 de Julio conquistada por nuestro municipio, vamos a terminar la mayoría de los objetos constructivos, y en agosto todo estará listo para recibir un promedio de 136 pioneros semanales de martes a viernes, con muchas sorpresas, juegos y distracciones dentro del campamento que va quedando nuevo, y también excursiones a Playa Florida”.

Y mientras la restauración avanza con calidad y los 14 empleados que trabajarán en la atención a los infantes se preparan para recibirlos con amor y calidad en los servicios, Guabay custodia todo desde las aguas del Jiquí, confiado de que esta vez el dios naturaleza no podrá apagar las sonrisas de sus nietos siboneyes.