CAMAGÜEY.- Con dos riñones artificiales en funcionamiento y capacidad para tres, abrió sus puertas la Sala de Hemodiálisis del hospital pediátrico Eduardo Agramonte Piña, de esta ciudad, con dos niños que reciben este imprescindible beneficio para sus vidas tres veces a la semana, hecho ocurrido el 15 de enero como saludo al Día de la Ciencia en Cuba.

Hasta ahora los menores eran trasladados hasta la Sala con esas características del Centro de Nefrología para adultos, adscrito al hospital universitario Manuel Ascunce Domenech, siempre acompañados por la Dra. Isabel Vallina, especialista en Pediatría y dedicada a la Nefrología en los niños, y las enfermeras de la institución infantil, incluso, desde horas muy tempranas.

El Dr. Oscar Pérez, especialista de 2do. Grado en Nefrología, Máster en Atención Integral al Niño y Profesor Auxiliar, agradeció el apoyo y solidaridad de sus colegas del Centro de Nefrología, incluso, la prioridad que le ofrecían a los infantes.

El también jefe de ese servicio en el “Eduardo Agramonte” relacionó las ventajas que a partir de ahora disfrutan esos niños con insuficiencia renal crónica, a la espera de ser trasplantados, porque se evita el traslado hacia un medio destinado a los adultos, permanecen cerca de su sitio de asistencia, sufren menos estrés, mantienen privacidad y confort acorde con sus edades y se exponen a menos riesgos biológicos al estar en una situación potencialmente grave cuando están bajo método dialítico.

Farit Rubio muestra el aditamento recuperado que posibilitó la arrancada del equipo y, por supuesto, la apertura de la Sala.Farit Rubio muestra el aditamento recuperado que posibilitó la arrancada del equipo y, por supuesto, la apertura de la Sala.

Sin la innovación de Farit Rubio Nerey, ingeniero Biomédico del Centro de Ingeniería Clínica y Electromedicina aquí, no hubiera sido posible poner en funcionamiento el equipo de la planta de tratamiento de agua para desinfectarla con vista a las hemodiálisis, lo que garantiza se encuentre en estado óptimo para su uso en estos pacientes, instalado a un costo de 50 000 dólares hace poco más de tres años y ser inoperante, primero porque el preciado líquido que se recibía era del acueducto y de pozo, y segundo por el gasto excesivo que no cubría las expectativas por cada paciente.

Al adaptarle un dispositivo de otro equipo médico en desuso, Farit consiguió disminuir considerablemente el gasto de agua que ya era totalmente del acueducto, y también del consumo de electricidad, con el aumento de su período de utilidad y así cubrir las necesidades del tiempo de utilización en cada caso.

Los pequeños requieren de este procedimiento, con el propósito fundamental de retirar elementos tóxicos de la sangre porque sus riñones no pueden hacerlo.

Yanieski Álvarez y Ana Iris Sed, madres de Dayanebys y Yan Carlos, los niños que eran hemodializados, de Camagüey y Vertientes, respectivamente, manifestaron su satisfacción por las mejoras en el confort y privacidad de cada cubículo, sin olvidar las atenciones recibidas por años en el hospital Manuel Ascunce.