CAMAGÜEY.- Desde aquel enero de 1959, el cuarto día del primer mes del año, dejó de ser igual a los demás para los camagüeyanos, cerca de las diez de la mañana hacían su entrada triunfal a la ciudad de los Tinajones de  Fidel y los barbudos.Ellos venían de haber derrocado a la tiranía, conscientes de que tenían toda una obra por delante. Hace apenas unos minutos entró Fidel nuevamente a Camagüey, esta vez multiplicado en cientos de jóvenes, conscientes también de que la obra de la Revolución no ha terminado.

Pioneros, estudiantes, jóvenes trabajadores y soldados, en representación de todo el pueblo camagüeyano, hicieron un recorrido similar al del 1959 por las principales arterias de la ciudad, hasta llegar allí, justo en el mismo lugar donde el Comandante en Jefe le habló por primera vez a los hijos de Agramonte. El pueblo volvió a salir, una vez más, algunos grabando con sus celulares, otros solo miraban, los niños gritaban, el ya histórico Yo soy Fidel, agitaban sus pañoletas, y hasta quienes no son de Cuba querían llevarse la foto.

A las cuatro de tarde, la caravana entró a la Plaza de la Libertad, allí los esperaban combatientes de la Lucha clandestina, la Sierra, del Frente Camagüey, sobrevivientes de la emboscada de Pino III, de la Lucha Contra Bandidos en el Escambray, quienes en una mezcla única con los Rebeldes de estos tiempos, jóvenes y estudiantes, fieles continuadores de la gesta luminosa del enero de la victoria, confirmaron su apoyo a la Revolución, al Partido, y la convicción de no dejarse doblegar ni por la madre naturaleza.

“La voluntad de un pueblo debe medirse por lo que ha adelantado con sus propias fuerzas en determinado periodo de tiempo, de manera sacrificada, acorde a la realidad y requerimiento de su época”, así lo dijo Lisván Ramentol Cabrera, miembro del Buró Provincial de la Unión de Jóvenes Comunistas en el territorio, “Muestra de ello ha sido el amplio accionar de cada camagüeyano en el aporte a los diversos sectores de la economía, evidenciado en el trabajo sistemático y más reciente en las labores de recuperación tras el paso del Huracán Irma”, afirmó.

En ese escenario de libertad, como muestra de que el futuro está garantizado en manos de la generación que lo construye, ingresaron a las filas de la UJC un grupo de jóvenes que, al igual que aquellos barbudos, se saben con el peso de un país sobre sus hombros. Recibieron el carné de manos de máximas autoridades de la provincia.

Uno de los protagonistas de aquella gesta, Luis Portales Milanés, integrante de la Columna 1 José Martí y la 11, dijo a Adelante Digital que se sentía feliz y seguro porque los jóvenes continuarán su obra. “Esta juventud es de vanguardia como eramos nosotros, y estoy seguro que seguirán nuestro camino, sin lugar a dudas ahora más difícil”, dijo.

Sí lo harán, Luis, porque, como mismo lo hicieron ustedes hace 59 años atrás, ellos se saben dueños de su destino, porque saben que no tienen otro camino para seguir siendo libres, porque saben lo que tienen y lo que pueden perder, porque es el rol que les tocó en la historia y, como hoy, seguirán la Caravana de la eterna libertad.