CAMAGÜEY.- Dos fechas muy cercanas se celebran en esta provincia. El Día del Educador, 22 de diciembre, ese propio día de 1961, Fidel Castro Ruz declaró a Cuba Territorio Libre de Analfabetismo, en la Plaza de la Revolución de la capital, cuando cientos de miles de ciudadanos aprendieron a leer y escribir, y el nacimiento en Puerto Príncipe,hoy Camagüey, de Ignacio Agramonte Loynaz, El Mayor, el 23 hace 176 años.

De seguro son innumerables los recuerdos, muchos llenos de satisfacciones, otros quizá de obstáculos, a no dudar la mayoría vencidos llegaron a la mente de esos doce profesionales de la Salud Pública camagüeyana reconocidos con la Distinción por la Educación Cubana, o esos diecisiete que recibieron las categorías de Profesor Auxiliar o Titular, en el salón de protocolo Nicolás Guillén, de la Plaza de la Revolución Ignacio Agramonte.

En ese mismo sitio la Doctora María del Carmen Romero Sánchez, rectora de la Universidad de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay, de esta ciudad, entregó el título de Doctora en Ciencias Pedagógicas a María Cristina Pérez Guerrero, ocasión en que recibió igualmente la categoría de Profesora Titular, de esa Casa de Altos Estudios, mientras Orlando Bismarck mereció la categoría científica de Investigador Agregado.

A la derecha María Cristina Pérez Guerrero.A la derecha María Cristina Pérez Guerrero.

Pérez Guerrero, en nombre de los allí presentes, tuvo palabras de elogio para aquellos que los han ayudado a través de los años de estudio y constante superación con el noble orgullo de esas huellas imborrables que deja la educación médica en Cuba y más allá de sus fronteras mediante la enseñanza como obra de infinito amor.

Los educadores cubanos enfrentan el reto cotidiano de hacer suyas aquella definición del pedagogo José de la Luz y Caballero, quien en pocas y certeras palabras resumió: “Instruir puede cualquiera. Educar solo quien sea un evangelio vivo”.