CAMAGÜEY.- Por estos días, la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM) se roba los titulares, pues, además de su  aniversario 47, los muchachos de la enseñanza media están de asamblea nacional, una especie de congreso reducido, desde donde tendrán que salir propuestas renovadoras para revitalizar una organización que parece detenida en el tiempo.

El paso por esta organización es el más fugaz de todos, pues son tres años en el pre y cuatro en la enseñanza técnica, lo que indica que se tiene menos tiempo para enamorar a sus miembros, mientras otras similares tienen cinco y hasta nueve años para trabajar, lo que trae como resultado que los dirigentes tengan que ser madurados con carburo y lleguen a ocupar posiciones en niveles de provincia y nación con apenas unos meses de fogueo.

Lo digo por experiencia propia, como sucedió con muchos de mi época en la FEEM, llegamos a dirigirla sin apenas leernos el manual Nosotros, que rige todos sus procesos. Esto pudiera ser significativo en la no solución de los problemas históricos de la organización. El grupo no acaba de ser el espacio donde se discuten los problemas que atañen al estudiantado; las asambleas, en lugar de dirigirlas los presidentes, lo hacen los profes, y eso le quita protagonismo en su propio espacio.

El inmovilismo, la falta de creatividad por momentos parece tener la delantera; sin embargo, esos mismos muchachos son capaces de organizar actividades tan geniales como los avisperos o los actos contra las maniobras subversivas de la World Learning, este último tema es una muestra que justifica la necesidad de tener una organización con liderazgo, en la que los jóvenes de 16 a 18 años se sientan representados. El enemigo sigue apostando a esa edad para preparar los agentes de cambio que, según ellos mismos, derribarán el sistema cubano.

Además de representar a sus miembros, la FEEM tiene entre sus retos seguir captando jóvenes para carreras pedagógicas, un asunto que tiene que hacerse desde el ejemplo personal. Nadie convence de algo de lo que no está convencido, y la importancia de este tema trasciende las fronteras de la propia organización, pues es vital para el futuro de la sociedad cubana. Buscar métodos novedosos para lograrlo tiene que ser la meta desde el presidente de grupo hasta de un miembro del Secretariado nacional.

Igualmente sucede con otra de las misiones que tiene la organización estudiantil, la captación de féminas para el Servicio Militar Voluntario, situación que reviste una importancia mayor si analizamos los datos demográficos cubanos en la actualidad.

Hasta cuándo vamos a hablar de funcionamiento orgánico como algo lejano, hasta cuándo seguiremos viendo en abstracto el trabajo político-ideológico o la ya casi nula vinculación estudio-trabajo, son solo algunos retos que tiene por delante la Asamblea Nacional de la FEEM si pretende transformar la vida de la organización y ajustarla a los tiempos que se viven.

No sería justo con Panchito, Frank, Eduardo, Manuel y Ramón, traicionar la historia que se ha vivido; ellos, tan jóvenes como los que hoy dirigen la FEEM, supieron entregar la vida por Cuba. Hoy, si bien no hay que entregarla, si se impone trabajar para que las cosas se hagan, y se hagan bien, los procesos, eventos deportivos, festivales de artistas aficionados, desde la base hasta el Secretariado Nacional, pues la FEEM no es de dirigentes solamente, tiene que representar a más 300 000 jóvenes en toda Cuba.

La Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media marca, ya sea vestida de azul o de carmelita, no importa, muchas veces es allí donde comprendemos que hemos crecido, donde las amistades son para toda la vida, donde formas tu carácter, donde eliges tu futuro; suficientes razones para transformar la organización que tenemos en la que queremos.