ESMERALDA, CAMAGÜEY.- A más de 40 días del paso del huracán Irma, este norteño municipio aún está revuelto. El habitualmente tranquilo vial del circuito norte es hoy uno de los caminos más transitados de la provincia. Camiones cargados de materiales, grúas y equipos pesados, guaguas con trabajadores de instituciones y organismos estatales y los autos de dirigentes de la provincia y el país, transitan de un lado a otro en misiones de recuperación.

Nuestro carro, otro de los nuevos asiduos, llegó hasta el Consejo Popular Tabor donde 615 familias fueron afectadas por el huracán (81 derrumbes totales de viviendas, 88 parciales, 56 total de techo y 390 parcial de techo).

Fotos: Eric Pacheco Fandiño/Radio Cadena AgramonteFotos: Eric Pacheco Fandiño/Radio Cadena Agramonte

A la oficina de trámites habilitada en la comunidad cabecera llegan diariamente decenas de personas de los caseríos Tabor, Caonao, Alegría y Núñez en busca de soluciones. Según Norley Fernández Salomón, presidente de esta Zona de Defensa, ya se han procesado 110 casos, de los cuales 47 pagarán los materiales en efectivo, 48 solicitaron créditos y 14 subsidios, además, 46 personas ya han comprado los materiales en la tienda. “Esta semana llegaron algunos artículos y alimentos de donación como catres, frijoles, arroz, calderos, toallas y sábanas. Rápidamente creamos en cada circunscripción una comisión para valorar los casos más críticos, a los que se les entregaron en 24 horas”.

Maylé Porro Dita, jefa de la oficina de trámites, nos comentó que “cuando los técnicos de la Vivienda traen las planillas con las afectaciones encaminamos a los damnificados para que pasen por nuestras mesas y realicen el cómputo de materiales, el cálculo monetario y reciban la información por los compañeros del Banco de las formas de pago. Hemos priorizado a las madres solteras, impedidos físicos y ancianos. Lo importante es pasar rápido la información al Consejo de la Administración Municipal, para la aprobación de cada caso. Estamos abriendo desde las ocho de la mañana hasta las seis de la tarde, no paramos ni para almorzar”.

EL BÚNKER DE LA GUERRA

Un poco más al oeste, en el poblado de Jiquí, obreros de varias empresas constructoras le edifican a Mayrelis Guerra Guerra un búnker a prueba de ciclones. Ella y sus hijos sobrevivieron al ataque de la furiosa Irma en la casa de su amiga Liuba, un inmueble con características especiales que hoy sirve de prototipo para la construcción de otras como la de Mayrelis. “Imagínese, si a la de Liuba no la tumbó este huracán, no se cae con nada. Por eso les dijimos a los dirigentes que queríamos construir con piedra, mucha piedra”, expresó la agradecida mujer mientras sostenía a uno de sus cuatro muchachos.

El modo de fabricación de este tipo de vivienda consiste en armar un encofrado  con la forma final que tendrán las paredes y verter en su interior la mezcla de cemento, arena, gravilla y pedazos medianos de una piedra blanca y fuerte que abunda por esos lares. Cuando se compacta con sencilla armadura de acero que se coloca dentro, el resultado es una estructura gruesa y fuerte a la que luego solo le bastan unos retoques con la espátula para dejarla lista en espera del techo.

Según los constructores, esta tipología es utilizada en ocasiones en obras militares con probada calidad y ahorro de materiales. De resultar efectivos los primeros experimentos, las casas de piedra podrían generalizarse en la zona para que los damnificados de Irma tengan su pequeño búnker de felicidad.

En Esmeralda, como en todo Camagüey, cada iniciativa o propuesta que contribuya a la solución de problemas en la actual difícil situación tendrá oídos y manos prestas a materializarlas. Ya sea con palmas, algarrobos, ladrillos, paneles de prefabricado, o piedras, lo único importante es reconstruir hogares. Esta ha sido otra semana de mucho trabajo y sacrificio al norte agramontino, donde la Patria contempla orgullosa como sus hijos, entre cemento y madera, reescriben cada estrofa del Himno nacional.