ESMERALDA, CAMAGÜEY.- Como un corte perfecto todos los sembrados están a la misma altura y hacia el mismo lado. El paisaje hace pensar que el huracán Irma se detuvo y como el mejor barbero realizó varios cortes en la agricultura con su mejor tijera: el viento.

La mayoría de la provincia sufrió fuertes daños en esta rama, pero en el norteño municipio de Esmeralda, al ser más fuertes las ráfagas y menos rápida su traslación, el resultado fue peor. Aún así, ahora no queda otra solución que pararse, valorar los daños y pensar en el futuro.

“En la Unidad Básica de Producción Cooperativa Lidia Doce afectó casi la totalidad del plátano, cerca de 20 hectáreas. Este era el principal producto que teníamos y ahora se encuentra todo en el suelo. Quedan solo algunas cepas que por ser tan pequeñas el viento no pudo con ellas”, aclara Eduardo Peña Arias, jefe de Producción, mientras recoge junto a varios de sus trabajadores lo que se pueda salvar de la cosecha.

Foto de Orlando Seguí AguilarFoto de Orlando Seguí Aguilar

“El producto de mayor calidad lo entregamos a Acopio y el de menor intentaremos repartirlo para los animales. El problema radica en la cantidad que se cayó y somos pocos hombres para recogerlo, cuando lleguemos al final del sembrado las pérdidas serán mayores, agregó Peña. Pero no le tememos a lo que viene. De esta nos levantamos y despreocúpese que el plátano volverá a nacer, nos vamos a recuperar”.

Perteneciente también a la empresa pecuaria de Esmeralda en la comunidad San Juan de Dios, la Unidad Empresarial de Base (UEB) No. 8 Combate del Jobo, sufrió pérdidas en sus 133 hectáreas de cultivos varios. Aquí el ensañamiento y los cortes fueron con la frutabomba.

“Lo tumbó todo, incluyendo las tres variedades de plátanos que sembramos. El boniato fue el único que no sufrió debido a que está bajo tierra, pero lo demás está en el piso, nos dice Juan Hernández López, director de la UEB.

Ahora un grupo realiza labores en el techo de la instalación, que también lo tumbó, mientras que los otros están destinados a la recolección en el campo.

“Debemos tener unas 60 toneladas entre todos los productos en el suelo, estaba casi todo listo para recoger”, agregó Hernández. A partir de ahora el trabajo es distinto. Se decidió de conjunto con el Consejo de Defensa Municipal centrarse en los productos de ciclo corto.

“Por nuestra parte estaremos enfocados en la calabaza y el maíz en seis hectáreas que tenemos listas para sembrar. Posteriormente seguiríamos con el boniato, mientras que a la par  recuperaremos el plátano”.

Estos hombres no creen en lluvias o fuertes vientos. Tienen la piel curtida del esfuerzo del día a día y para ellos no hay desastres que no puedan revertir. Ahí en el surco estaba Juan con su gente prendidos con la recogida y se le notaba seguro. Me lo confirmó cuando concentrado en su trabajo exclamó:

“Esos cortes parejos que ahora asombran a todos los que aquí llegan, no estarán en unos meses. El huracán Irma tenía fuerza en los vientos, es verdad, pero nosotros tenemos más fuerzas en los brazos. Que el pueblo tenga eso por seguro”.

 

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